Adam Salt © [𝙵𝚒𝚗𝚊𝚕𝚒𝚣𝚊𝚍𝚊]

Capítulo XIX:

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𝙲𝚊𝚛𝚝𝚊𝚜 𝚢 𝚞𝚗 𝚊𝚍𝚒𝚘́𝚜
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Las fiestas navideñas pasaron y todos regresaron a sus habituales clases. Hubo un ligero cambió en la Universidad. Angela renunció al equipo de porristas después de ver pequeños anuncios pegados por todo el Instituto, con la descripción "Mujer Moco, Se Busca" y adjunta una fotografía suya, llena de ese material viscoso con su vestido estropeado. Y por supuesto, el video de su terrible humillación rondaba por la Internet. En esos momentos Angela Merkel se sentía desahuciada sobretodo por la traición de Sophia, y aunque dentro de un par de semanas aquello quedaría en el olvido parecía que el tiempo pasaba más lento.

Por otro lado, Adam Salt, se había esfumado como aquella vez. Así como había llegado, se había ido, sin previó aviso. Varios preguntaron cuando lo había echo y por qué, e incluso Chase no lo sabía, él, que era su mejor amigo.

El profesor Earl, daba su aburrida clase, cuando un alumno de primer grado interrumpió la explicación que daba. Tenía el cabello revuelto y una mochila enorme tras la espalda.

—¿Profesor?—murmuró.

El profesor Earl lo vió con el ceño fruncido y gestó severo.

—Dime...

—El director mando a llamar a Chase y Alexa, los necesita en la dirección—dicho ésto el chico se fue.

Chase y Alexa se lanzaron una mirada inquieta. Marcus codeó a la chica y en voz baja le preguntó para que la buscaría el director. Alexa encogió los hombros, dándole a entender qué no lo sabía. Después de eso el profesor los mandó a la dirección. En el camino, nadie dijo nada por unos minutos, eso hasta que Chase rompió el silencio.

—¿Creés que nos diga algo sobre Adam? —preguntó Chase—, digo es tío suyo, debe saber algo.

Alexa abrió un poco la boca,  sorprendida. No sabía aquello y sinceramente ahora ya no le importaba mucho, como siempre él volvió a huir. Chase tocó la puerta con los nudillos y un firme "pase" se escuchó. El director se encontraba sentado detrás de un escritorio de madera dura. Les hizo un gesto para que se sentarán sobre las sillas a lado de ellos.

—Adam les dejo algo—de un compartimento del escritorio sacó un par de cartas y les entregó una a cada uno—. Puede irse señor O'Brien... No, espere, quédese, talvez seas de ayuda. Señorita Martínez, tenemos que aclarar varios puntos.

Chase, tomó asiento y dando un suspiro se acomodo en la silla. La chica se sentó lentamente sobre una silla con las manos sobre su regazo. Alexa retorcio los dedos incómoda y ansiosa a la vez. Y sin ningún tipo de filtro, de una manera calmada y fría Érick habló.

—Adam, cuando te dejó en la secundaria, no se fué porque quiso, tenía algo pendiente. Las fotografías que llegaron a tu poder un par de días antes fueron echas por tu supuesta amiga Beatriz, sin embargo, Adam jamás tuvo que ver con ella. Aclarado este punto, Adam se volvió a ir—Alexa rodo los ojos quería responder con sarcasmo pero sería muy insolente de su parte.

—Maldito bastardo—mascullo Chase.

—Es mi sobrino—advirtió Érick.

—Es mi mejor amigo—dijo más fuerte de lo que pretendía y la voz le tembló con lo que dijo a continuación—. Ni siquiera tuvo la decencia de decirme...

—Tranquilo, te aseguró que te lo dijo en esa carta. Adam se fué porque no podía soportar el intenso dilema dentro de su cabeza, les pido no lo condenen, su comportamiento es injustificable pero él confío mucho en ustedes, sobretodo en ti Chase—eso último le dolió a Alexa, pero era comprensible, Chase era su mejor amigo, sin embargo, le sentaba bastante mal.