✨•Epílogo•✨

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[4 AÑOS DESPUÉS]

Es increíble cómo los sentimientos evolucionan tanto con el paso de los años.

Cómo una simple mirada puede cambiar tu mundo por completo. Cómo un leve rose de pieles puede hacerte sentir más que otra cosa que hayas experimentado.

Cómo una pequeña sonrisa puede provocarte un revoloteo de mariposas en el estómago.

Cómo una sola persona puede llenar tu vida de amor y felicidad con tan sólo tenerla a tu lado.

Porque todo eso y más provoca Alexander en mí. Desde hace años, cuando nos conocimos, su mirada celeste despertó a unas pequeñas mariposas que revoloteaban por mi estómago. Su suave toque enviaba corrientes de electricidad por todo mi cuerpo, su voz era una suave melodía, capaz de hacerme sentir en una paz reconfortante y tranquila.

A veces me pregunto si el destino ya estaba escrito para mí. Mudarme a Nueva York fue lo mejor que pudo haberme pasado en la vida, porque fue en esta ciudad donde conocí al amor, aquel amor que conocía solo en libros y cuentos de hadas, el amor que creía nunca podría existir en la vida real, el amor que -sorprendiéndome- encontré sin buscarlo.

Me parece gracioso que ese amor siempre estuvo enfrente de mis narices, lo tenía justo frente a mí -o más bien a un lado-, justo al otro lado de la ventana.

Iniciando todo a los tres años, con un frisbee azul, una mirada celeste, mariposas en mi estómago, pequeñas manitas recorriendo mi rostro -asegurándose de que esté bien-, un leve sonrojo en sus mejillas.

Justo como todo comenzó es justo como nos encontramos ahora:

En la parte trasera de las casas, en un día soleado, ni una nube en el cielo, un frisbee tornado azul vuela por los aires, tomando turnos entre Alec y yo.

Sí, aún seguimos jugando al frisbee.

Lo crean o no, ese frisbee tiene una larga historia con nosotros. Gracias a ese pequeño juguete fue que nos conocimos.

Lancé ágilmente el frisbee en dirección de Alec, quien lo atrapó sin ningún problema. Él devolvió el lanzamiento hacia mí y pude atraparlo con tanta facilidad que pareciera que estaba atrapando un balón de fútbol americano.

Seguimos con los lanzamientos un buen rato. De pronto, comencé a recordar cada momento a su lado, las risas que compartimos, los besos, los momentos llenos de felicidad y alegría pura.

Alexander estuvo a mi lado en todo mi proceso de sanación luego de la muerte de mi madre. Me ayudó a sanar y aceptar la pérdida de mi madre, me otorgó una paz en mi corazón.

Jamás me había sentido tan feliz en toda mi vida. Alexander es la razón de toda esta felicidad en mí.

Nos graduamos hace un mes y nos mudamos juntos a mi casa luego de que mi padre decidiera viajar a Londres. Tras la muerte de mi madre, mi padre prefirió tomar un momento de luto al igual que yo. Hace un año, tomó la decisión de mudarse a Londres, pues la casa le recordaba tanto a mi madre que no podía soportarlo. Me dejó la casa pues yo no quería mudarme de Nueva York, aquí tenía a Alec, no podía irme. No quería.

Cuando terminamos la universidad, Alec se mudó a mi casa. Fue una gran decisión. La mejor que pudimos tomar. Nuestra relación se reforzó aún más y el amor creció -si es posible-, también.

Muchas cosas cambiaron en estos cuatro años. Además de habernos graduado, conseguimos empleo con un buen salario. Pero lo que más nos sorprendió fue que Jack y Sebastian comenzaron a salir hace dos años. Al parecer tenían mucha más en común de lo que todos creíamos. Tienen una relación hermosa, Alec y yo no podemos estar más felices por ellos.

"Mi primer beso" [Malec]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora