El autobús que tomamos luego de bajar en la estación, fue dejando tras nosotros el centro de Daegu, y perdiéndose poco a poco en las entrañas de las tierras más labrantías del lugar. De vez en cuando cruzábamos alguna pequeña aglomeración de edificios, núcleos de servicios como escuelas, mercados o clínicas, y presentí que estábamos cerca del destino porque Tae tenía sus ojos más alerta, fijos en la ventanilla, aunque seguía bastante silencioso.
Unos treinta minutos después, estamos andando por un camino que surca unos plantíos de sólo algunos cuantos metros. Alineados en hileras de un verde vivo, brotan como peluquines que llueven sobre plásticos negro. Me pierdo un instante en ellos, porque nunca había visto un cultivo de fresas antes, pero el aroma de sus pequeñas flores blancas y los tintes rojos amainando los verdosos, me hace identificarlas de inmediato, y recordar los alardes de Taehyung sobre su padre.
Tal vez es por eso que lo busco con una sonrisa en mi cara, pero no tiene el mismo gesto que llevaba cuando dijo aquello, hace algunos días. Ahora su boca trabaja aplastantemente sobre su labio inferior, mordiendo y relamiéndolo casi en trance a la vez que camina a mi lado. Lleva su puño derecho sosteniendo fuertemente la mochila que cuelga del mismo lado, y sus ojos están muy lejos de los míos. En su lugar van fijos al frente, al final del camino, en esa casa de estilo tradicional; paredes beige enmarcadas diligentes por esa madera nogal y cobijada de oscuras tejas. Perfectamente cuidada, como salida de una pintura.
No es hasta que ascendemos los escalones de madera y pisamos el hombrillo que rodea serpenteante todo el lateral de la casa, que vuelve a mirarme. Las hojas de la puerta de entrada están abiertas pero él no la atraviesa, en su lugar voltea hacia a mí, extiende sus dedos despacio, y acomoda un mechón de mi fleco, adherido a mi frente por el sudor que ha provocado esa corta caminata al sol del mediodía, y me sonríe, pero con esa sonrisa que no es la suya.
Atraviesa el marco de madera y yo lo hago tras él, y antes de que pueda perderme en curiosear el lugar, su voz me hace dirigir la mirada hacia un sitio en concreto.
—Hola, guapa. —dice algo ronco, supongo que el llevar la boca tanto tiempo cerrada ha consumido un poco su garganta.
A la izquierda se extiende la cocina, una larga mesa y en el cabezal de ella, una delgada mujer, que eleva el rostro al instante. Su semblante sombrío se ilumina lentamente, creo ver sus ojos llenarse de un brillo despacio, mientras su boca pálida toma vida con una gran sonrisa.
—¡Bebé! —dice, dejando de cortar las verduras que ocupaban sus manos y acercándose a nosotros.
Me inquieta su delgadez cuando rodea la mesa. Sus finos brazos se extienden como ramas secas fuera de su camisa rosa y holgada, enredándose en los hombros de Taehyung, quien sostiene su cintura con una delicadeza tal, que me hace saber que aquella esbeltez no es natural para él tampoco.
No me cuesta mucho entender que es su madre, sus ojos vastos son iguales a los de Tae, aunque mucho más sufridos.
Las palabras de Sohee vuelven a mí y me encuentro nerviosa. No entiendo porqué me ha traído a su casa, con su familia, por qué no me ha dicho nada y por qué lo he aceptado sin preguntar. No entiendo, desde el principio, esta relación que llevamos, caótica y demasiado espontánea para mis costumbres, pero de pronto entiendo algo; mientras lo veo reír más sinceramente al tontear con su madre como si fuera un colega, entiendo que en realidad, no me importa.
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Outside The Box ✦ Kim Taehyung - Min Yoongi
Fanfiction«"las costumbres" son, muchas veces, un amplio mar de injustificados criterios. Injustificados y peligrosos.» ~Out of Way [1] Heterosexual Homosexual Contenido adulto Mis cariños: ♥