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¿Escuchaste alguna vez el dicho "Dime con quién andas, y te diré quién eres"? Déjame decirte algo respecto a ello.
Esto tiene algo de cierto, y es que con quién nos relacionamos diariamente, o nuestros amigos íntimos, influyen mucho en nosotros y en nuestra forma de comportarnos.
Debemos rodearnos de personas que aporten valor a nuestro espíritu, que agreguen buenos valores a nuestras vidas y que nos inciten a hacer lo bueno y no lo malo.
Esto no quiere decir que nos tenemos que encerrar en una burbuja, y no tener contacto con el mundo, para nada, por el contrario debemos llevarles el mensaje del evangelio, pero es perjudicial para nosotros si entablamos una relación de amistad íntima con una persona que no es creyente, ya que pasar y compartir tiempo con esa persona, seguramente nos ponga en situaciones incómodas, en donde se esté haciendo lo malo como por ejemplo murmurar sobre otra persona.
Por eso la Biblia dice que no hay comunión alguna entre la luz y las tinieblas.
Uno puede tener amistad con las personas del mundo, pero cuidando siempre que no pase la barrera, en la nos vemos influenciados negativamente. Mantén la distancia o mejor aún, aprovecha ese momento, esas personas y lleva de tu luz allí.

RED DORADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora