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Dios nos pide que seamos santos, que nos apartemos de todo pecado e iniquidad.Es necesario que cada día anhelemos más santificarnos para nuestro Dios.
Debemos dejar a un lado toda práctica de pecado, debemos apartar nuestros ojos de a lo que Dios no le agrada,  refrenar nuestra lengua para no pecar con ella y no prestar nuestros oídos a murmuraciones o a cosa alguna que no edifique.
Debemos empezar a sustituir esos hábitos que Dios nos muestra que son malos, por hábitos saludables espiritualmente.
A veces cuesta dejar algo que a la carne le gusta, como puede ser una serie de tv que nos gusta y sabemos no edifica y que a Dios no le agrada.
Debemos hacer morir poco a poco nuestra carne, dejando de alimentarla con lo que deseamos, y alimentando nuestro espíritu con palabra de Dios e intimidad con Él.
Así, tendremos un corazón mucho más saludable y llevaremos un estilo que vida que le agrade a nuestro Señor Jesús.

RED DORADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora