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En Lucas 17:11-19 encontramos el relato de cómo Jesús sanó a Díez leprosos.
Cuando los leprosos fueron sanos, de camino al sacerdote, solo uno de ellos regreso glorificando a gran voz el nombre de Dios, y se postró a los pies de Jesús en señal de agradecimiento.
Si bien Jesús sanó a díez, solo salvó a uno, al que fue agradecido.
Debemos ser agradecidos con Dios, por todo lo que hizo en nuestras vidas y por lo que seguirá haciendo, debemos agradecer por cada dia más que nos regala, y porque sin merecer nada, Jesús fue a la cruz para morir por nosotros y por nuestros pecados.
Debemos estar siempre agradecidos y gozos de tener un Padre celestial que solo tiene pensamientos de bien para con nosotros.
Nuestra gratitud debería ir acompañada de acciones, tal y como lo hizo uno de los leprosos que fueron sanos, postrándose a los pies de Dios, demostremos nuestra gratitud a nuestro Padre y también a las personas que nos rodean y nos bendicen.

RED DORADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora