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¿ A quien enviaré, y quien irá por nosotros? Al escuchar ésta pregunta, uno no puede más que entender que Dios tiene una urgencia en su voz, porque él estaba buscando a alguien que se atreva a dejar sus miedo para llevar su mensaje. Un mensajero que sea fiel, y que lo dé exactamente como él lo da...

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí envíame a mí” (Isaías 6:8)

Este texto en la Biblia es conocido como el llamamiento de Isaías, llamado a ser mensajero de Dios.Yo creo que en estos tiempos, la iglesia esta desenchufada a lo que esta sucediendo alrededor de ella. Las almas se están perdiendo, y no hay muchos que sientan el dolor que esto le causa a Dios.
El dolor que tiene Dios en su corazón es porque las almas se están perdiendo; no hay nadie que diga, "heme aquí, envíame a mí y por que la Iglesia hoy en día está distraída con las cosas de este mundo.
Hoy en día, se están levantando muchos ministerios de alabanza por todas partes del mundo; y es importante su labor en el Reino, pero, lo que más se necesita hoy en día en el pueblo de Dios son misioneros que vayan y lleven el evangelio de salvación a todo el mundo. (Romanos 10:14-16) ¿Porqué es que muchos no sienten el dolor que siente Dios? Será porque estamos ocupados en nuestras cosas, en lugar de estar ocupados en las cosas del Señor. También porque el miedo para paralizar el poder de resurrección que llevas dentro. Jesús dijo: “Entonces él les dijo: ¿Porque me buscabais? ¿ No sabíais que en los negocios de mi padre me es necesario estar” (Lucas 2:49)

Por esta razón creo yo, que Jesucristo nunca se desvió, porque siempre se mantenía ocupado en los negocios de su padre.Y hoy en día, esto es al revez, nosotros nos desviamos por no estar en los negocios de nuestro padre. El verdadero cristiano tiene placer en adorar a Dios, en cantar himnos de alabanza al Señor, en leer y estudiar la Biblia, fuente de sabiduría para una vida llena de bendiciones y victorias. Bueno es estar en la casa del Padre, encontrar a los hermanos y compartir con ellos momentos de alegría y regocijo de la semana. Bueno es participar de las programaciones, de los coros, de la distribución de folletos, del estudio bíblico que nos edifica y fortalece el espíritu. Bueno es poder decir al Señor que lo amamos, que su compañía nos llena de júbilo, que su gracia y unción nos hace brillar ya sea delante de ambientes tenebrosos. Dejen todo atrás y salgamos salvar esas almas pérdidas, diga a Dios, conmigo: “Heme aquí.”

RED DORADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora