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Te has preguntado cómo es que Dios siendo el creador de todo el universo, pudo fijar sus ojos en alguien como tú o en alguien como yo, que no es merecedor ni si quiera de poder recibir su gracia y su misericordia. ¿Cómo es que alguien como yo puede tener el privilegio de ser hijo de Dios? ¿Tendré la valentía para poder caminar en el evangelio y predicar a la gente de un Dios que no se toca ni se ve?
"sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones" (1 Tesalonicenses 2:4)
Dice su palabra que fuimos aprobados por Dios antes de que el mundo existiera, que antes de que la primera estrella fuera creada, desde el vientre de tu madre ya tenías un propósito en la vida, ya habías sido escogido por Dios para liberar a aquellos que no habían alcanzado esa promesa que se le dio a la humanidad con la salvación de nuestro amado Jesús. Dios no miró aquellos que tienen lujos en la tierra, aquellos que se hacen llamar sabios, a médicos de la mejor universidad del mundo, empresarios con millones y millones de dinero, por el contrario él llamó a los pobres en espíritu, a los que no tienen nada que perder, ¡Mira a Moisés, tartamudo y todo el Señor lo eligió para libertad el pueblo de Israel de las garras del faraón de Egipto! , del barrio lo sacó para convertirlo en alguien que diera por ejemplo a los demás así como quiere hacerlo contigo, para que tu llegues a ser lo que su voluntad sea, un abogado, un médico, un futbolista, lo que el quiera darte de regalo será lo mejor para tu vida para honras y glorificar su nombre, porque fuimos escogidos para predicar y para alabar su nombre sino estaríamos como las piedras y que ellas predicaran y alabaran el nombre del Dios de Israel. Querido hermano, hermana gózate en el Señor porque fuiste elegido de entre los demás para proclamar su nombre al mundo, el privilegio más grande que pudo haber llegado a tu vida y a la mía.
Para mi Dios que vive sea toda honra, toda gloria y para mí su misericordia desde ahora y para siempre.

RED DORADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora