XXV

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Sin embargo, ¿cómo era la vida de Susan Reynolds?

Casi tan miserable como la de Philip Hamilton.

La joven muchacha no podía abandonar su hogar sin recibir ningún tipo de piropo desagradable en la calle.

Eran muchos los hombres que la llamaban puta o que afirmaban que ella era tan buena en la cama como su madre.

Ella solamente agachaba la cabeza y seguía caminando, deseando desaparecer.

De amor, odio y otras tragedias | PhildosiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora