James Reynolds golpeaba el delicado cuerpo de su hija.
La llamaba zorra.
La llamaba puta.
Le quería hacer creer que eso era.
Malherida, con el labio sangrando y el corazón ahogado en coraje, se encerró en su habitación.
Tomó el dinero que Philip le había ayudado a reunir y se marchó de la casa sin dar aviso alguno.
Pretendía salir al mundo para librar a su madre de las garras del monstruo que era James, pero tendría que trabajar arduamente, buscar ayuda, sobrevivir... Y no sabía cómo una jovencita que apenas sabía leer y escribir sobreviviría sola en un mundo tan cruel como ese...
Enjuagó sus lágrimas con su brazo antes de saltar por la ventana e iniciar esa peligrosa travesía.
ESTÁS LEYENDO
De amor, odio y otras tragedias | Phildosia
FanfictionSu hogar, la escuela, su vida amorosa, ¿había algo que Alexander no estropeara?