VI

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El silencio era tan hermoso para ambos, como una bella melodía que no se cansaban de escuchar. El único sonido presente eran sus serenas respiraciones, calmadas y, hasta cierto punto sincronizadas.

Philip se encontraba con su cabeza reposando en los muslos de su novia, mientras Theodosia trenzaba y enredaba sus dedos en el cabello del muchacho.

—Odio mi padre —confesó el joven Hamilton, quitándose un peso de encima.

—No digas eso, cariño...

—Pero es lo que siento. Está arruinando mi vida, la de mi madre y hermanos..., además de la de la pobre María Reynolds...

—Lo sé, pero no es tu culpa...

Philip se irguió, Theodosia le dedicó una suave sonrisa.

—Quiero remediarlo. Quiero ayudar a mi familia, e incluso a esa mujer, pero no sé cómo.

Ella golpeteó su mentón un par de veces, tratando de encontrar una solución. Chasqueó la lengua cuando su mente le dio una idea.

—Podrías trabajar, de esa manera podrías independizar a tu madre de tu padre, ahorrándole más sufrimiento.

—¡Eso haré!

Como agradecimiento, Philip besó los labios de su amada. Theo acarició las pecosas mejillas de su novio, sonriendo en medio del beso, pensando en lo afortunada que era por tener a un joven como Philip Hamilton.

De amor, odio y otras tragedias | PhildosiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora