XXX

243 49 12
                                    

—Quiero que seas una amiga para Susan.

—¿Susan? ¿Susan Reynolds?

Philip asintió entusiasmado mientras Theo lo escudriñaba con la mirada totalmente confundida.

—La pobre está sola —explicó el rizado—, y quiero ayudarla.

—Está bien, ayúdala, pero no cuentes conmigo.

—Pero, Theo... —suplicó Philip tomando las manos de su novia—. Ella necesita de ambos...

—No me entrometas en tus locuras, Hamilton —amenazó la chica juguetonamente, zafándose del agarre y señalando al pecoso con su índice.

Pero Philip rogó y rogó hasta convencerla.

De amor, odio y otras tragedias | PhildosiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora