•Capitulo 3•

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A medida que los días transcurrían, mi ansiedad crecía, eran muchas cosas las que todavía no digería, pero debía ser fuerte para darle la noticia a mi mamá, ya que ella todavía no sabía de mi viaje inesperado.
Debía juntar la fortaleza necesaria para decirle "mamá, me iré a Corea por un tiempo indefinido, no me extrañes". Estaba claro una sola cosa: no debo posponer más esto.
Así que decidí hacerlo hoy, faltando sólo dos semanas de mi partida
-Mama, hay algo que tengo que decirte- mi voz sonó temblorosa, cómo pidiendo perdón por adelantado, toda la fortaleza de la que hablé antes se había esfumado
-Estás embarazada?- dijo de repente
-Estás loca? Cómo puedo estar embarazada si no tengo pareja? Es algo mucho más importante que eso- dije convencida, así que prosegui a largar de una buena vez todo lo que tenía que decir
-Voy a hacer un viaje con Aylin, vamos a ir a Seul, será geni...
-A Seul?- dijo cortándome la oración de repente
-Si, Seul. Tiene algo de malo?- pregunté con cierto enojo en mi voz
-Vas a irte hasta el otro lado del mundo por ese cantante que tanto te gusta?
Sentí de repente que su pregunta estaba invadiendo mi privacidad, ¿acaso mi mamá se estaba quejando? Su voz y su mirada se tornaban burlona, como queriéndome dar a entender que lo que iba a hacer era lo más idiota del mundo, y peor aún, jamás le dije que iría por el. Un golpe de calor azotó mi cuerpo llenándolo de bronca, esta es mi vida y pienso vivirla como se me de la gana.
-Si así fuese no veo el problema, soy mayor de edad y esto que voy a hacer forma parte de mis decisiones- retruqué sin más
-Decisiones? Y la universidad? De eso depende tu futuro, no de un viaje a otro país
-Mamá, que parte no se entiende de que soy mayor de edad y hago lo que quiero?- mi voz sonó dura y mi fortaleza estaba más fuerte que nunca, no iba a a darle la razón jamás.
-Solo espero que no te arrepientas nunca de lo que vas a hacer.
Esas fueron todas sus palabras, no decían mucho pero a la vez decían todo, porque me lo replanteé muchas veces, el arrepentimiento en estas situaciones significaba pérdida de dinero, pues los boletos ya estaban pagos.
El día transcurrió conmigo encerrada en mi habitación, mirando fotos, escuchando música, planificando mi futuro. Este era mi futuro, adentrarme a un mundo desconocido, pero sanamente, sin necesidad de volverme loca como esas mujeres que enfermaban por ellos.

2 semanas después...

El día había llegado, el nerviosismo de ir a un país desconocido me pasó factura en las últimas dos semanas. Bajé de peso, pues ni un bocado entraba en mi boca. Mi amiga decía que si seguía así iba a desaparecer.
La relación con mi madre se tornó distante, ella no entiende, no acepta mi viaje, recuerdo la gran discusión que tuvimos cuando le dije que solo faltaban días para irme, me abofeteó. Nunca había peleado de esa manera con ella, nunca. A cada rato mencionaba mi futuro, que lo estaba perdiendo por culpa de alguien que ni siquiera sabe que existo, ahí mamá se equivoca, porque él sí sabrá que yo existo. Seré su sombra y quizás me odie por ello, pero mirará mis ojos como siempre lo anhelé.
Mi maleta ya estaba lista, ahí dentro iba todo lo que necesitaría, incluso mis esperanzas.
Me fijo que todo esté en orden, y repaso mentalmente todo lo que tengo en mi bolso, echo una mirada por última vez a mi habitación, quien sabe cuánto tiempo pasará hasta que vuelva a dormir aquí. Bajo las escaleras y me dirijo al living donde mi mamá me espera con una mirada melancolica, su postura es rígida pero su alma está dolida.
-Me voy, mamá. Aylu está afuera con el taxi
-Está bien. Deseo que tengas un buen viaje y no te olvides de llamarme
-Te llamaré todos los días, lo prometo
La abrazo, la apreto contra mi con todo mi amor, no necesito que me entienda sino que acepte esto que elijo. De a momentos puedo entenderla, su vida no ha sido fácil, mi padre nos abandonó y todas las responsabilidades cayeron sobre ella, incluso yo, es por eso que cada día alentaba a mi carrera, ella veía futuro en mi, futuro que hoy mismo estoy cambiando, pero que será próspero si todo marcha bien. Su beso en mi mejilla me saca de mis pensamientos y la miro. Se lo devuelvo con un beso ruidoso y lágrimas en los ojos.
-Ahora si, debo irme, te llamaré cuando haga la primera escala- digo dándome vuelta y agarrando el picaporte cuando su voz me detiene de nuevo
-Te estaré esperando, siempre.
El nudo en el pecho que se me formó en ese momento podría acabar con el mundo, ella pensaba que mi estadía en Asia sería de poco tiempo, jamás le comenté que sería indefinido.
-Gracias, mamá.- es todo lo que pude decir y me encaminé al taxi donde aguardaban por mi.
Arriba del taxi pude repasar el frente de mi casa y a mi mamá despidiéndome desde la puerta, ¿porque me sentía tan mal? Mientras el auto marchaba, la imagen de mi mamá saludándome desde la puerta se me grababa con fuego en la mente, y es ahí, en ese preciso momento en que mis ojos largaron todas las lagrimas acumuladas.

Cartas de una sasaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora