•Capitulo 4•

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El aeropuerto internacional de Incheon me recibe luego de treinta y un horas de vuelo. El aire es diferente, la temperatura que había en Buenos Aires es completamente opuesta, el verano aquí hace estragos en las personas que van apuradas de aquí para allá. Es de noche, veo el cielo estrellado, agradezco a Dios por la brisa que corre en este momento, Aylin agarra mi mano, vamos a dirigirnos con un taxi rumbo a nuestro hotel.
La ciudad me maravilla una vez más, edificios altísimos son fotografiados por la cámara de mi móvil, si era hermoso verlo a través de fotos verlo en vivo y en directo lo era aún más.
Respiré y temblé, las largas horas y la diferencia horaria me estaban pasando factura.
Luego de casi veinte minutos de viaje, llegamos a nuestro destino, jamás voy a entender la facilidad que tiene mi amiga con el idioma, yo se solo lo básico, ella podría escribir un libro si así lo quisiese.
La ducha se asimila a un mimo al alma, y mi cama me abraza para darle paso a los brazos de morfeo. Mañana será un día clave. Mañana  comienza nuestra aventura.
Doce horas después, nos levantamos para empezar nuestro día. Nuestras caras mostraban ojeras que luego serian tapadas con maquillaje. Desayunamos y nos encaminamos a una dirección que anteriormente una tal Rim Suni le había dado a Aylin por mensaje de texto.
El edificio era sofisticado, había muchos cuadros de pintores conocidos y una gran lámpara de araña colgaba en el centro del salón. Una joven muy bonita no más mayor que nosotras nos saludó en su idioma y mi amiga procedió a contestarle
-Estaba esperándolas, sean bienvenidas, síganme por favor
-Muchas gracias- dijo mi amiga en coreano y agarro mi brazo llevándome con ella. Realmente debía aprender bien el idioma si quería que esto funcione a la perfección.
Ellas hablaban como si fuesen las mejores amigas que no se veían hace años, yo solo las observaba, acaso esa mujer era sasaeng? No lo parecía, o al menos eso pensaba yo, quizás es la máscara que utiliza para engatusar a mujeres como nosotras, desesperadas estúpidamente que dejan todo por conocer a su ídolo y seguirlos a sol y sombra. Un "¿nos vamos?" de Aylin me saca de mis pensamientos así que la sigo.
-De que hablaron? No entiendo el idioma, creo que sólo tres o cuatro palabras habré entendido de toda la conversación que tuvieron.
-Debemos llamar a este hombre, el es un infiltrado en la productora, trabaja como manager
-Manager?
-De Taehyung, es así amiga, caímos justo con el indicado.
Mi corazón empezó a palpitar de golpe, era demasiada información para digerir, hablar con el manager de Taehyung, y luego? Decirle: hola, quiero información del amor de mi vida, podría dármela por favor? Esto parecía irreal, cómo sacado de esas historias que se me daba por leer cuando tenía insomnio. Pero la cuestión es que no era irreal, esto de veras estaba sucediendo. Mi amiga tecleó unos números en su móvil y empezó a hablar con quien supuse era el manager.
-Nos vamos- dijo de repente. Y así sin más, entre un manojo de nervios la seguí.
Podía jurar que no estaba respirando, o que estaba respirando muy rápido, pero el solo hecho de estar frente a la productora para la que trabaja el hombre de mi vida hacía de mi corazon una especie de colibrí.
Nos adentramos y preguntamos en la recepción sobre un tal Park Hye, según lo poco que entendí dijo que esperemos en el hall. Las miradas que el personal de la empresa nos lanzaba eran indescriptibles, dos mujeres occidentales en una productora coreana, lo típico.
Un hombre se acercó a nosotras, era alto, no pasaba de los 35 años y con una sonrisa en el rostro nos habló en un perfecto español
-Soy Park Hye, encantado de conocerlas
-Hola, mucho gusto- dijimos al mismo tiempo.
-Síganme por favor.
Y eso fue lo que hicimos, estábamos dirigiéndonos a lo que suponía era su oficina, todo aquí parecía de otro mundo, el solo pensar que por estos pasillos pasan mis ídolos me generó un escalofrío en todo el cuerpo.
Tomamos asiento y empezó a comentarnos sobre cómo llegó a trabajar aquí, la confianza que los artistas le tenían y el respeto por su buena labor. Pero eso era una farsa, su labor principal era vender información de ellos con tal de ganar más dinero, porque la avaricia acá o en Buenos Aires era la misma.
-Algo que quieran preguntar?-Dijo
-No es raro que nos hayan visto? Es decir, somos latinas en una productora coreana, no tiene mucho sentido que estemos aquí si ni siquiera sabemos cantar o bailar, o si?- pregunté sin más.
Su mirada me puso incomoda, cómo si tratase de descifrarme.
-No te preocupes por eso, están necesitando asistentes de vestuario, desde hace tiempo las políticas de la empresa cambiaron, por lo que no importa si es coreano o americano
De ser así, todo nos viene como anillo al dedo, hurgar en la vida de los demás y tener trabajo.
-Los pagos me los harán una vez cobren su paga, siempre y cuando pidan un tipo de información más confidencial. El resto lo pueden buscar por ustedes mismas.
Mire a mi amiga con una sonrisa, ella me había derivado a esta locura, también su sueño estaba en juego.
Procedimos a retirarnos del lugar, Seul nos regalaba un calor infernal.
-Creo que es el mejor día de mi vida- dice mi amiga con una emoción desbordante
-Creo que el mío también- dije no tan convencida como ella mientras miraba el frente de la productora

Cartas de una sasaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora