•Capitulo 28•

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Se estaba haciendo de noche, la nieve caía como lluvia. Nunca había visto una noche tan helada como hoy. El cuerpo de Hye seguía desangrándose en mi sillón, yo lo contemplaba sentada desde el suelo con el cuchillo en mano para rematarlo en caso de que despertara. No pensaba en nada, solo pensaba en Taehyung y en las ganas que tenía de que volvamos a estar juntos de nuevo. Dios, extrañaba muchísimo a ese hombre, y más ahora, que faltaba tan poco para casarnos. Mi mente hizo click y volvió a la realidad, las cosas no sucederían si dejaba pasar mi oportunidad, debía deshacerme de la persona que también estorbó mi camino.
Me levanté y sin más salí del edifico, las calles estaban blancas y solitarias, el frío era potente pero yo no lo sentía. Vi un taxi y lo paré, el conductor me miraba con duda, seguramente debido a las manchas en mi ropa, le di la dirección y fui rumbo a su departamento. Me acordaba de memoria su maldita dirección debido a las veces que Taehyung mencionaba que vaya a visitarla.
"Hoy vine a visitarla, mi amor" respondía mi inconsciente mientras veía que faltaban pocas cuadras para bajar.
Ya estaba frente a su edificio, la nieve caía demasiado a comparación de antes, me escondí detrás de unas columnas bastante gruesas, yo tenía una vista privilegiada en caso de verla. Sabia que era fácil entrar a su edificio ya que en el estacionamiento había una puerta que conducía al interior del edificio. Debia pensar fríamente como entrar, ser sigilosa sin que nadie lo sepa. De repente escucho un ruido de auto, trato de mantenerme oculta tras la columna. Puedo distinguir ese auto, puedo reconocerlo desde mil kilómetros de distancia, en ese auto fui inmensamente feliz, es Taehyung, él está aquí,  pude verlo, estaba tan hermoso, pero su rostro y su mirada no demostraban felicidad, quería correr a abrazarlo, pero eso sería demasiado. Un ruido de puerta me saca de mis pensamientos, podía ver salir del edificio a Yoona, iba sonriente, feliz, victoriosa. La sangre me hirvió en ese momento, la vi subirse al auto y mi mundo se detuvo, ella estaba ocupando mi lugar, estaba reemplazándome. Eso no sería así, nunca sería así. Mis ojos se llenaron de lagrimas, podía ver borrosa la situación, de repente ella baja del auto al grito de "espérame, ahora regreso", supuse que esa era mi oportunidad, ahora que sabía que estaba sola debía ir tras ella a cómo dé lugar.
Corrí hacia la puerta que había en el estacionamiento lo más rápido que pude, al entrar subí las escaleras velozmente, eran los malditos cinco pisos.
Al llegar, me puse frente a su puerta, no sé en qué momento de la corrida agarré el cuchillo, pero ya lo tenía en mano. Solo la esperaba a ella.
La puerta de su departamento se abrió sin percatarse de mi presencia. Al voltear se topó conmigo, su cara de sorpresa repentinamente pasó a miedo cuando me escaneó con la mirada, yo llevaba el buzo manchado de sangre y el cuchillo en la mano.
-Que...? - fue todo lo que dijo.
La agarré fuertemente del pelo y la atraje hacia mi.
-Vamos a dar un paseo por la azotea- le dije apuntándole con el cuchillo en las costillas. A rastras la fui llevando por las escaleras mientras ella lloraba, sabia que este era su fin, yo sabía que este era el fin.
Una vecina del edificio vió la escena y se asustó
-Que estás haciendo con esa niña? Déjala en paz
-Cierre la puta boca
-Llamaré a la policia, asesina
Me tenía sin cuidado, una vez que Yoona esté fuera de nuestras vidas, Tae volvería conmigo.
Llegamos a la azotea. El viento acompañado de la nieve y el frío intenso me regalaba la postal de una Seul triste. Seul estaba como yo, completamente fría. Tenía la mejor de las vistas, relativamente estábamos en el piso diez, podíamos ver los edificios y puentes desde aquí.
El celular de Yoona sonó y se lo quité del bolsillo. Era el, seguro se estaba preguntando porque tardaba tanto. Atendí.
-Noona, todo bien? Hace diez minutos te has ido, necesitas ayuda? - escuchar su voz me transmitió paz pero a la vez mucho odio
-Hola mi amor, Yoona está ocupada ahora viendo la vista desde la azotea, realmente es muy alto.
-Milena? Que está pasando? Qué haces aqui y porque están en la azotea? - pregunto exaltado
-Ven y compruébalo por ti mismo - corté
El iba a llegar en cualquier momento, tenía que decidir a quien de las dos iba a salvar, si a ella o a mi.

Cartas de una sasaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora