•Capitulo 16•

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Al día siguiente, las cosas seguían su rumbo. Mi vida estaba dividida en dos partes: ser intensamente feliz o estar demasiado preocupada. Sabía que Hye no me dejaría en paz, sabía que me tenía en sus manos. Solo le bastaba decir unas palabras para que mi mundo se desmoronara. Estaba en la peor encrucijada de mi vida.
Cada movimiento en la empresa me mareaba, podía tener todos los motivos posibles para estar feliz pero solo uno lo opacaba. Decidí acomodar las pocas prendas en sus respectivos lugares, daba gracias al cielo de que solamente esté yo sola. Era un buen momento para reflexionar sobre todo lo que me había pasado hasta ahora y a donde quería llegar con todo esto.
Unas manos en mi cintura me quitan de mi reflexión. Estas me apretaban más de lo debido y empezaba a dolerme. Un giro rápido sobre mi lugar me puso en alerta, el iba a ir por mi así esté en lo más profundo del infierno.
-Hola preciosa, necesitaba verte otra vez-
Su voz y su cercanía me dieron asco, ese perfume asqueroso inundaba mis fosas nasales. El estaba ahí, acechándome, no dejándome respirar.
-Que mierda haces aquí? Vete ya- enfaticé el "ya" de manera cruda, lo que menos quería era tenerlo a él cerca mío.
-Me estás tratando muy mal últimamente. Deberíamos vernos y recrear buenos momentos, no te parece?
Mi cara de asco fue la respuesta, no quería saber nada con ese hombre. ¿Acaso no entendía que no tenía chances de ninguna forma?
-Cierto, ahora andas con el niño, no te tenia de abusadora. Apuesto mi vida a que ese imbecil no sabrá follarte como yo.
Un empujón seguido de una bofetada bien fuerte fue mi acción automática, él no se lo esperaba, pero había rozado el límite de mi paciencia. Este hombre iba a convertirme en alguien que yo no quería ser.
-Nunca... nunca más hables así de él, me oíste? Nunca, porque te juro por lo que mas amo que voy a matarte.
Su mirada sería ahora se tornaba divertida, realmente este maldito estaba burlándose de mi. Unos pasos rápidos fue todo lo que hizo para estar cerca de mi otra vez, esta vez, agarrándome del cuello y estampando mi espalda en la pared. El golpe en mi cabeza me dejó aturdida.
-Escúchame bien, zorra. No vas a librarte de mi fácilmente, así te vayas del país o del mismísimo planeta no vas a escaparte. Por tu bien haz las cosas correctamente, si? O acaso quieres que tu amado sepa quien eres?- hizo un gesto falso de asombramiento- te imaginas? Enterarse de que la mujer de la cual está interesado se metió a su vida comprando información? Y lo mejor, que una información privada la haya pagado en el living de mi departamento? Lo imaginas, Milena? No creo que quieras romperle el corazón, o si?- No respondí nada- o si, Milena?
-No quiero eso - dije derramando mis lagrimas. Me imagine por un momento rompiendo su corazón, negándome su sonrisa y sus besos, negándose a mi. Eso rompió más mi alma, si eso sucedía yo ya no tendría más motivos por el que vivir, porque el era mi motivo. - No.. no quiero eso, no quiero!- me lo repetía a mi misma mientras cerraba mis ojos.
-Me parece perfecto. No es bueno jugar con fuego.
Un sucio beso en la comisura de mis labios fue depositado.
-Te veo luego, Milena.
Sentí alivio al verlo irse, pero la presión en mi pecho iba aumentando a pasos agigantados. Derramé todas mis lagrimas, para mi suerte, mi amiga entro a la sala, sin decir nada solo se acercó y me abrazó, me abrazó muy fuerte. Desahogué mis penas en su hombro, como tantas veces lo había hecho.

Era la hora de largarme de aquí, quería desaparecer de este lugar lo antes posible, alejarme del mismo lugar donde estaba ese idiota. Recojo mis pertenencias y acomodo mi cabello en una coleta alta. Al darme la vuelta para encaminarme a la salida de la sala lo veo  a él. Al único hombre que colapsa mis sentidos, me miraba serio, con esa mirada profunda, mirada que con el correr de los días me volvía mas loca. Ambos fuimos acercándonos hasta que nuestra distancia se vió cortada. Un beso lleno de amor fue a parar a sus labios, mis manos acariciaban la piel de su cuello y tiraban de su cabello. Amaba con todo mi ser su cabello, su color castaño oscuro acompañado de su mullet era mi debilidad. Todo el era mi debilidad.
-Te extrañé demasiado- dije mientras acariciaba su rostro. Mis dedos automáticamente se posaron en sus labios, delineé cada parte ellos como si estuviese repasando la más hermosa de las obras. Miraba con detenimiento cómo entreabría su boca mientras lo hacía, como su respiración iba alterándose cada vez más. Miré sus ojos, siempre me gustaron sus ojos y aún más como su cabello caía justo sobre estos, sus espesas pestañas decoraban la más hermosa de las miradas, contemplaba el lunar en la línea de agua de su ojo derecho, así como el de su nariz. No estaba frente a un hombre, estaba frente al mismísimo Dios.
Él me miraba pareciendo no entender la causa de mi contemplación, es que si lo supiera, jamás dudaría por un segundo cuánto lo amo, cuánto añoré con mi vida tenerlo frente a mi y poder sentir la textura de su piel.
Un "yo también lo hice" derritió todo mi ser, derrumbó cada mal trago que tuve en el pasado, cada lágrima mal derramada. El era todo lo que estaba bien para mi. No podía seguir describiendo mi sentimiento, pues no tenía más palabras para ello.
Le di el beso más suave entre todos los que nos dimos, quería grabar a fuego esta clase de momentos. Serían el motor de mis días más oscuros.
El se apartó de mi, me miraba dudoso y yo no podía entender que pasaba, ¿Acaso hice algo mal? Sentí miedo en ese momento, podría jurar que jamás me había mirado así. Dime algo, Taehyung. Dime algo que acabe con esta ansiedad que estás generando, me repetía internamente.
Pues lo hizo, dijo algo que yo jamás me hubiese esperado, algo que jamás en toda mi vida lo pensé, pero si lo soñé. El solamente lo dijo.
-Creo que estoy enamorado de ti

Cartas de una sasaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora