•Capitulo 21•

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El día posterior hacía mucho frío, tanto que podía ver los copos de nieve caer por mi ventana. Los brazos de quien me hace feliz rodearon mi cintura apoyando su cabeza en mis hombros. Era nuestra primera Navidad juntos, la primera de muchísimas. Ese pensamiento me ponía muy feliz y hacía brincar mi corazón, ¿cómo sería envejecer a su lado? ¿Como serían nuestros hijos? Miles de preguntas me atacaban día a día pero yo conocía la respuesta a todo: seria absolutamente todo perfecto, junto a él todo sería perfecto.
Un beso en mi mejilla me trajo a mi realidad seguido de un fuerte abrazo.
-Hay algo que te incomode? - fue su pregunta.  Me tensé en ese mismo momento, ¿a que venía su pregunta?
-A que te refieres?
-Anoche, en casa de mis padres, te noté extraña con Yoona.
Ese nombre, ese nombre me daba escalofríos y más saliendo de su boca. Me separé de él y lo miré de frente, sin darme cuenta estaba comenzando a irritarme tan solo por el simple hecho de nombrarla.
-No hay nada extraño, solo es que quizás como nos estamos conociendo todavía no tenemos una amistad, pero quédate tranquilo.
-Noona es una buena persona, es muy amable, es mi amiga desde hace mucho tiempo, yo la quiero mucho, se que tú también lo harás y serán muy buenas amigas.
Mi cara de póker estaba siendo usada por primera vez con el, pero todo mi interior se sentía como un infierno. Quería gritar, gritar lo más fuerte que podía. "La quiero mucho" retumbaba en mi cerebro. No, no y no, esas palabras no podía aceptarlas, sentía como me estaba volviendo loca por tres simples palabras. Él me miraba, como esperando una respuesta a todo lo que me había dicho.
-No dudes en que la querré muchísimo y ella también a mi.
Empleé mi sonrisa falsa, primera vez que le regalaba una sonrisa tan falsa como esa.
Me dió un suave beso en los labios y se fue de mi departamento rumbo al ensayo.
Quedé un rato mirando la ventana mientras lo veía irse por la calle, lo que estaba sintiendo en mi interior no lo había sentido nunca en mi vida, se sentía como si un volcán estuviese a punto de hacer erupción. Un puñetazo fue a parar al vidrio de la ventana, milagrosamente este y mi mano no se habían roto, unos nervios avasallantes me controlaron y rompí todo lo que veía a mi paso. Platos, vasos, floreros, cuadros, todo era lanzado al suelo de la manera más violenta. Unas lágrimas empezaron a salir y mi desesperacion crecía con el correr de los segundos, debía mentalizarme que él solo la quería como amiga, que yo era el amor de su vida, solo yo y nadie mas. Trate de respirar hondo, debía controlarme, debia pensar en frío, definitivamente la maldita estaba queriendo acabar conmigo.
Para mi desgracia el timbre sonó y junto a toda mi mala suerte, la peor de las visitas.
-Que mierda estás haciendo aquí?
-Vine a visitarte, no vas a dejarme entrar?
-No, vete
-Esos no son modales, Milena - dijo y se invitó solo a pasar a mi departamento.
Cómo mierda es que este engendro estaba aquí, acumulada la rabia que tenía, podía jurar que si dice una palabra indebida lo mataría.
-Como tienes mi dirección?
-Yo lo sé todo, así como se que tu novio recién se fue y estamos solos para poder disfrutarnos.
-Acaso quieres que te mate?
-Quiero que lo hagas, pero no en la forma que lo piensas sino en la que yo pienso.
No aguantaba más, la calma habia abandonado mi cuerpo, fui hasta la cocina y agarré un par de tazas, llegando al living fui lanzándoselas, una pegó en su hombro y este chilló asustado
-Que mierda estás haciendo?
-Véte de mi casa, hijo de puta
Mientras se encaminaba rápido a la puerta para irse, yo seguía tirándole las que faltaban.
-Esto no se va a quedar así - fue todo lo que dijo y se fue.
Cai rendida al suelo, eran demasiadas emociones por hoy, debía calmarme si quería que todo siguiera su curso, definitivamente eran dos personas las que tenía que eliminar de mi vida: Hye y Yoona.

Cartas de una sasaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora