Capítulo 12

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Narra Kid:

La batalla duró más de lo que esperaba, pero en cuanto me cansé de esa gentuza empecé a destrozar el buque de la Marina, obligando a todos mis nakamas a salir corriendo de allí, entre ellos, Hécate. A penas me di cuenta de que estaba allí, solo fue cuando me dijeron que podía hacer explotar el barco cuando vi a Wire prácticamente arrastrando a Hécate hasta nuestro navío.

No le di mucha importancia entonces porque estaba cegado por la violencia, pero ahora, con todo el mundo celebrando la victoria después de haber visto explotar el barco de lejos, me preocupa. Todos gritan de alegría por la victoria, todos menos ella. Ella está pálida y con la mayor expresión de terror que la he visto tener nunca. 

Siempre me ha gustado ver a la gente con cara de pánico, el miedo saca a la luz cómo son verdaderamente las personas. Pero la veía a ella, y no se sentía igual. No se sentía bien. Algo tiene que haber ocurrido, y esa mirada que dirige al barco enemigo me está comiendo por dentro.

Sin poder aguantar un segundo más me dirijo a su lado y, sorprendentemente, ella no se da cuenta cuando llego.

-Hécate, ¿estás bien? -pregunto intentando sonar lo menos preocupado posible. ¿Qué? No me juzguéis, tengo una reputación que mantener.

No me mira, solo mira al horizonte, ajena a todo hasta que le toco el hombro para que se dé cuenta, lo que hace que pegue un ligero salto y se gire hacia mi. Rápidamente veo como su cara cambia del horror a una curiosidad fingida. 

Sí, ha llegado el punto donde soy capaz de distinguir cuándo finge y cuándo no. No sé por qué, pero me fascinan sus reacciones, cómo por cada emoción que puede existir su cara cambia, a veces ligeramente y otras por completo. 

-¿Has dicho algo? -pregunta mirándome directamente a los ojos.

-Estás rara. -respondo lo más directo posible.

-Si, bueno, he tenido una pelea extraña con un marine.

Justo cuando voy a preguntar de qué está hablando Heat aparece mágicamente gritando.

-¡Hécate! ¡Estás herida! -Me giro hacia la morena para verla con una mano en su cintura. Heat levanta su camiseta para examinar la herida lo que, sin saber por qué, me enfada. -Vamos a la enfermería.

La coge del brazo y se la lleva consigo dejándome a mí mirando a la puerta de la enfermería. ¿Por qué estoy tan cabreado de repente? ¿Por qué me enfado tanto cada vez que veo cómo esos dos se pasan la tarde juntos haciendo yo que sé qué?  Éso es lo que le tenía que preguntar a Killer. No entiendo nada. Últimamente estoy cada vez más cabreado con Heat y solo me relajo cuando estoy cerca de Hécate. No sé qué me está pasando, pero espero que Killer lo sepa.

Narra Hécate:

Miedo. La sensación de puro terror. Eso es lo que siento. "Todavía te está buscando, y, aunque huyeras, no va a descansar hasta que tenga tu cabeza en una pica a las puertas del castillo. No deberías haberte expuesto de esta manera, traidora." Ese hombre me había puesto los pelos de punta con esas palabras. Me había llamado traidora y me había avisado lo que me iba a pasar. Lo que vendría a por mí. Solo podía pensar en esa mujer y en lo que es capaz de hacerme en cuanto me encuentre, cuando siento una mano apoyada en mi hombro.

Me sobresalto y me giro para encontrarme con esos ojos ámbar que hacen que me relaje. Este maldito pelirrojo tiene unos ojos que hacen que se me olvide absolutamente todo lo que me rodea.

-¿Has dicho algo? -pregunto pensando que a lo mejor estaba tan inmersa en mis pensamientos o en esos preciosos ojos que no le he escuchado. Sí, me gustan sus ojos. Dejadme en paz.

-Estás rara. -responde rápidamente mientras deja caer su mano de mi hombro.

-Si, bueno, he tenido una pelea extraña con un marine. -respondo sin mentir en nada, solo omitiendo "ligeramente" la verdad.

Justo cuando abre la boca para responder oigo un grito de Heat diciendo que estoy herida y rápidamente me lleva a la enfermería sin que Kid y yo podamos terminar nuestra conversación.

En cuanto entramos me siento en la camilla y Heat empieza a sacar instrumentos y medicinas para poder tratarme, supongo que sin acordarse que puede hacerlo sin todo eso.

-Heat, te he enseñado magia curativa para que la uses. 

-¿Tú crees que puedo hacerlo? -se gira y me mira dudando.

-Heat, no vas a aprender hasta que no la uses. Además, estoy yo aquí, si la lías ya lo arreglaré -digo intentando quitar hielo al asunto, lo que parece que le da un poco más de confianza.

Se siente a mi lado en la camilla y yo levando la camiseta lo suficiente para que se vea el corte.  No es muy profundo, pero si se infecta puede ser un fastidio. Él coloca sus manos justo encima de la herida pero sin llegar a tocarla y respira hondo antes de tensar todo su cuerpo e intentar curarme.

-Recuerda lo que te dije, si no te relajas es como si estuvieses cortando un río, no dejas que la magia fluya. -Le ayudo intentando relajarle, pero él deja caer las manos y echa la cabeza hacia atrás.

-A mi no se me da bien ésto Hécate. -me mira rendido.

-Con esa actitud normal. Relájate, no me puedes hacer daño si la única magia que puedes usar es la curativa ¿no crees?

Eso parece darle los suficientes ánimos para intentarlo una segunda vez. Aunque al principio no pasa nada, al cabo de unos segundos, veo una especie de resplandor salir de sus manos y siento un ligero escozor donde antes estaba la herida. Para cuando termina acerca su mano para tocar donde antes había un corte y ahora solo queda sangre seca. 

-Te dije que podías hacerlo -le miro y le sonrío, a lo que el me sonríe y salta a su mesa para coger unos algodones y limpiarme la sangre.

Una lucha constante (Eustass Kid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora