Capítulo 35

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Para la hora de la cena casi todos los tripulantes del Victoria Punk ya estaban sentados en el comedor esperando a poder ir a por su comida, impacientes por probar un nuevo plato de su cocinera.

Spike y Hécate sirvieron la comida sin descanso, rellenando jarras y platos a partes iguales entre las risas y el jaleo de sus nakamas. Cada vez que se cruzaban Spike le daba un ligero apretón en el hombro, dándole fuerzas y animándola, al fin y al cabo, la mayoría de la tripulación estaba comiendo mientras ellos les servían, es normal sentir envidia.

De un momento para otro lo que era una cena normal en el barco se convirtió en una fiesta. ¿Qué celebraban? A saber, pero lo celebraban por todo lo alto y Hécate y Spike estaban hasta arriba, de un lado para otro. Llegados a un punto la comida se terminó y todos siguieron bebiendo y, Hécate, viéndose el panorama, se escaqueó a la cocina para comer LO QUE FUERA. Spike no queriendo morirse de hambre, sacó tres barriles de cerveza y siguió a la bruja antes de que ella se comiese "más de la cuenta".

Hécate juraría que no habían pasado ni diez minutos desde que se habían sacado los barriles cuando terminó su cena, y aún así la tripulación estaba pidiendo más alcohol. La bruja, que no se había podido duchar después del día en el bosque y pasar la tarde trabajando, estaba a punto de matar alguien, o más bien a todos.

Por un momento alguien pensaría que quedaría alguien lo suficientemente sobrio como para echar un cable, IGUAL KILLER, pero no. El rubio estaba tan tranquilo, senado en sus sitio, bebiendo de su jarra por una pajita. Cualquiera diría que estaba bien, lo suficiente como para ayudar a la bruja, si no fuera porque estaba rodeado de, al menos, 10 jarras de cerveza vacías.

Neith estaba en la mesa de al lado junto a Heat y Wire en mitad de una batalla por quien aguantaba más alcohol en el cuerpo, batalla que Dex ya haba perdido por cómo estaba tirado en el suelo, esperemos que durmiendo y no muerto.

-OI ENANA -gritó el pelirrojo, que acompañaba a Killer en su viaje astral gracias a la cantidad de alcohol- TRÁEME UN BARRIL

Hécate, después de insultarle lo suficientemente bajito como para que no lo oyese, fue a por el barril. ¿Por qué los dioses la castigaban así? ¿Qué había hecho ella? Era un buena chica, relativamente. Era un pirata, sí, tenía debilidad por un pirata asesino y al que le faltaba más de un tornillo, sí, pero tampoco había matado a nadie. No, espera, sí que lo había hecho.

Mientras la bruja estaba en sus cabeza, convencidísima de que estaba maldita, llevaba el barril como podía a la mesa de su capitán, que nada más verla se lanzó junto a unos cuantos más a por el nuevo barril.

-Hombres... son lo peor-dijo Hécate mientras aprovechaba el revuelo y se escaqueaba a su habitación a darse un buena ducha y relajarse.

Nada más llegar a su habitación cogió una toalla, ropa interior y su pijama y se metió al baño privado que Kid había decidido hacerle después de que más de un nakama "sin querer" casi entrasen al baño mientras las chicas se duchaban. Kid, a punto de matar a toda a tripulación, echó de su habitación a las chicas y en un día se lo construyó.

Volviendo a la actualidad, AKA: Hécate dándose la mejor ducha de su vida. 

El agua caliente recorría todo su cuerpo relajándola casi al instante. Los gritos de sus compañeros a penas se oían por encima del agua corriente mientras se echaba champú en la cabeza y se masajeaba. Hacía tiempo que la joven no estaba tan tranquila, sin peligro ni miedo, era como volver a sus isla natal antes de que todo se fuese a la mismísima mierda. Nada más cerrar los ojos volvió a ver la playa de arena blanca y aguas celestes, el templo rodeado de montañas donde nunca dejaba de nevar, las praderas que acababan en enormes acantilados y los bosques con árboles tan grandes que la gente construía sus casas en las ramas. Se acordaba de la primera vez que se subió a un barco, no era tan grande como el Victoria Punk, pero era uno de los barcos exploradores de su tierra, con la historia del pueblo cosida en sus velas.

Hécate se acordaba de muchas cosas a pesar de tener 11 años cuando huyó. También se acordaba de sus últimas palabras a sus hermanos, a los que tuvo que dejar atrás, se acordaba de cómo huyó durante días, de como quemaron el pueblo en el que se había escondido, que no sabía ni que estaba allí. 

Los últimos recuerdos de sus isla natal no eran agradables y casi siempre eran la causa de sus pesadillas, por lo que intentaba pensar lo mínimo en aquellos últimos días, pues, aunque ahora el agua de la ducha lo camuflase, las lágrimas siempre acababan saliendo.

No tardó mucho más en salir de la ducha, al fin y al cabo era alargar la tristeza en la que estaba, y no le apetecía seguir así, así que cogió una toalla, se la enrolló en el pelo y con otra empezó a secarse el cuerpo. Se puso la ropa interior y el pijama y salió del baño mientras se secaba bien el pelo con la toalla después de habérselo cepillado. Estaba a punto de sentarse en el sillón que había en una esquina de la habitación para leer cuando alguien golpea fuertemente la puerta, sobresaltando a la bruja.

-HÉCATE ABRE LA PUERTA -gritó el capitán, que no había dejado de golpear la puerta ni un segundo. Ella se dirigió y abrió la puerta extrañada por tener al capitán llamando a su puerta en vez de en la fiesta. En cuanto la bruja abrió él entró a la habitación como si fuese la suya y se puso a andar como podía de un lado a otro, porque estaba clarísimo que había más alcohol que sangre en sus venas.

-¿Se puede saber qué haces aquí?-preguntó ella intentando aguantarse la risa

Kid estaba borracho, estaba claro, tenía cara de estar muy concentrado mientras miraba al suelo y daba vueltas, pero en el momento en el que Hécate habló paró en seco, la miró y se acercó a ella hasta tener su cara a escasos milímetros de la de la bruja.

-Esto es culpa tuya, tú me has hecho esto- dijo antes de separarse de golpe y seguir andando- BRUJERÍA, TU ME HAS HECHO ALGO, ME HAS HECHIZADO

-No funciona así... ¿pero de qué cojones hablas?

-DE TI, MUJER. NO SALES DE MI CABEZA Y ES TU CULPA. -gritó para volver a acercarse, esta vez poco a poco a la bruja, que no podía estar más confusa. -Cada vez que cierro los ojos estás ahí, no puedo dejar de mirarte; mientras cocinas, mientras te ríes, mientras peleas. No puedo apartar la mirada de tu cuerpo si estás cerca y odio no poder arrastrarte a mi habitación. Odio no poder dejar de pensar en ti, odio sentir lo que siento, yo no tengo sentimientos, ¿por qué me haces esto?

-Kid... -susurró Hécate sin creerse lo que oía y con el capitán otra vez a escasos milímetros de su cara.

-No hagas eso, no digas mi nombre así-susurró mientras levantaba su mano y acariciaba la mejilla de la chica, para luego pasar el pulgar por sus labios- yo no lo merezco...

Y en a penas un segundo Kid estaba besando a Hécate, que no dudó ni un segundo en corresponderlo a pesar del fuerte olor a alcohol. Hécate se puso de puntillas y pasó sus manos por el cuello del pirata agarrando su pelo y masajeándolo, mientras él rápidamente la agarró por las piernas e hizo que las entrelazase en su torso para después acariciar los costados de la bruja con ambas manos. Decir que la situación estaba escalando rápido era subestimarlo, el sabor a cerveza que sentía Hécate al besar a Kid hacía dudar a la joven, esa conversación, esa situación, no se podía dar si uno de los dos estaba tan borracho.

Ella se separó ligeramente del pelirrojo, que al no sentir los labios de Hécate dio dos pasos hacia la pared y la apoyó contra esta para intentar seguir besándola, a lo que ella puso sus manos en sus mejillas para paralo. Él abrió los ojos y no pudo evitar mirarla con cierta pena, él la quería tener cerca, quería seguir besándola. Hécate, sabiendo que Kid no pondría esa cara estando mínimamente sobrio sabía que tenía que pararlo. Acarició su mejilla derecha con el pulgar mientras juntaba sus frentes.

-Un poco más...

-Kid, estás muy borracho, no creo que sepas cuánto, vete a dormir y hablamos esto por la mañana ¿vale?

Kid se separó de la bruja y la miró unos segundos a los ojos antes de dejarla en el suelo y dirigirse a la cama de ella. Se quitó su enorme chaqueta y la tiró por el suelo antes de quitarse las botas y tumbarse en la cama bajo la sorprendida mirada de Hécate, que no le había dado tiempo a decirle que esa era SU cama cuando empezó a oír los ronquidos del pelirrojo.

Genial, una persona de 2 metros estaba ocupando su cama para persona de 1'6, ¿ahora donde iba a dormir ella?

Una lucha constante (Eustass Kid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora