Capítulo 18

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El barco podía estar perfectamente en el infierno que el escenario no variaría mucho de la situación actual. El agua calaba a Hécate, desde la coleta que se había cogido hasta los pies, lo cual hacía el moverse muchísimos más difícil. Estaba a lo alto del mástil, era la más ágil de la tripulación, por lo que tuvo que subir y atar bien las velas para que no se rompiesen. Las olas no dejaban de golpear el barco, y ella se agarraba a donde podía para salvar su vida. Los gritos se hacen eco entre los rugidos del cielo y el mar, pero es casi imposible ver nada con el manto de lluvia que les caía encima.

Tras haber terminado la tarea se desliza poco a poco hasta llegar a las cuerdas sin soltarse en ningún momento a alguna superficie que la mantuviese en el barco. Baja lentamente para no caerse y, cuando llega a cubierta ve como la mayoría de sus nakamas ya estaban dentro de el comedor, resguardándose de la tormenta. Muy pocos se quedan fuera, los más fuertes, para asegurarse de que el barco no se vuelca, y todos ellos atados fuertemente al barco para que, si se caen, no se pierdan para siempre.

Hécate se agarra fuertemente a la barandilla del barco y avanza poco a poco mientras el barco se zarandea y parece que el mar la quiere lanzar al agua. Poco a poco y muerta de frío llegó a lo que era la puerta del comedor, donde estaba Killer gritando a Kid para que dejase trabajar a los demás y el se pusiera a cubierto. Él quería asegurarse de primera mano de que su barco estaba bien preparado para lo que quedaba de noche y tormenta. Killer, por su parte, intenta atarse una cuerda al cuerpo para quedarse vigilando mientras, desesperado, no consigue que el capitán sea lógico.

Ella se acerca como puede al rubio y le ata la cuerda lo más fuerte que puede mientras él sigue sin rendirse con su capitán.

-¡KID! ¡ENTRA AL COMEDOR! ¡NO HAY NADA MÁS QUE HACER AQUÍ! -grita mientras Hécate se asegura de que lo que mantendrá vivo al rubio es lo suficientemente seguro- Entra tú también.

-Ahora mismo voy-responde Hécate girándose hacia la puerta cuando ve una gigantesca ola acercarse rápidamente.

El barco se va escorando más y más, es imposible que a ella le de tiempo a entrar y ponerse a salvo, pues tienen la ola literalmente encima. Killer es más rápido que ella, y la agarra con fuerza, se pega a ella y agarra la barandilla del barco, intentando no depender de la cuerda. En ese momento es cuando la ola pasa por encima del barco, tirando los barriles que no se pudieron guardar, y arrastrando todo aquello que no estaba bien sujeto, incluidos Kiler y Hécate. El rubio no pudo mantenerse agarrado al barco y, como pudo, abrazó a Hécate y dejó que el mar los arrastrase y que la cuerda los salvase, dejándolos colgados a un lado de la borda.

Cuanto más se resbala Hécate más fuerte la agarra Killer, pero eso no parece arreglar nada. Si fuese una situación normal la bruja hubiera jurado que su compañero la estaba intentando matar, pero el rubio no podía pensar en nada más que en salvarla, rezaba porque alguien tirase de esa cuerda pronto, porque no aguantarían mucho más así.

Poco a poco el barco vuelve a equilibrarse y algunos nakamas tiran de esa cuerda que los ata a la vida. Killer, aprovechando el tirón, reajusta su abrazo para poder sujetar mejor a su compañera. Tardan un poco en subirlos, pero acaban consiguiéndolo, y en cuanto pueden pisar el suelo de cubierta Killer se separa de ella y la mira fijamente.

-¡HECATE! ¡¿ESTÁS BIEN?! -grita Killer para que se le pueda oir mientras busca alguna herida.

-¡GRACIAS, ME HAS SALVADO! -responde Hécate agradecida, casi al borde del llanto por la alegría de seguir con vida

-SOMOS DE LA MISMA TRIPULACIÓN, ADEMÁS KID ME MATARÍA SI NO LO HUBIERA HECHO. AHORA VUELVE DENTRO. -dice Killer casi rascándose la nuca quitándole importancia a lo que acababa de hacer.

Una lucha constante (Eustass Kid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora