Capítulo 23

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«Una metáfora un tanto... nerd.»

―Jennifer

¿Ser una más? Ni siquiera usando prendas oscuras, y comunes en comparación a las que usaba antes, podía acercarme a serlo. Ya no.

Y tras haber sido besada por Josh en medio de la cafetería, mucho menos.

Ese había sido mi plan al principio, que me besara para demostrarles a todos que los nerds también hacían cosas por impulso, que a pesar de sus excelentes calificaciones no razonaban todo el tiempo, que no se limitaban solo a leer.

Ese día di por sentado que Josh no se dedicaba solo a eso.

O si lo hacía, había leído bastantes besos en su vida. Y eso, de alguna forma, le había enseñado a besar.

Recordando su beso, y cómo se había apartado suavemente con mi labio inferior entre sus dientes, cerré los ojos.

Sin embargo, el viejo plan que yo había trazado en algún momento desesperado de mi vida, regresó a mi mente. Y aunque ser besada por Joshua había sido mi meta entonces, casi lo había olvidado cuando él lo hizo.

Y por eso... por eso huí.

Había querido que me besara, pero no allí, no delante de todos, no cuando necesitaba desesperadamente pasar desapercibida.

Y es que... sí, después del beso, ser una más me fue imposible.

A pesar de mi nueva apariencia, que me hacía sentir más real y por tanto cómoda, seguía sintiendo cómo todos me miraban a donde sea que fuera.

Ya habían pasado tres días, pero varios ojos seguían pendientes de mí.

Y yo, a su vez, pendiente de Josh.

Aunque claro, cada vez que él se encontraba demasiado cerca, yo fingía no verlo. ¿Por qué? Porque mirarlo a los ojos, cuando sabía perfectamente que mi corazón latía a una velocidad increíblemente rápido solo por él, era difícil.

No obstante, había algo más incomodándome. Y aunque no tenía que ver directamente con Joshua, algo me decía que él había intervenido de alguna manera.

Porque... ¿cómo era posible que el blog no oficial de la prepa hubiese pasado por alto la noticia del año?

«El nerd y la perra se besaron en medio de la cafetería» podrían haberla titulado.

«Y ella huyó» en el epígrafe de una foto.

Porque sí, a eso se había dedicado el blog los últimos años. Ellos vivían para contar la vida de los estudiantes, sobre todo si se trataba de cosas que pudieran herir o molestar, o al menos divertir a la mayoría. Quien sea que estuviera al mando de ese blog, probablemente alguien del club de periodismo, había pasado años siguiéndome los pasos y publicando cosas sobre mí. Entonces, de repente, ¿ya no?

Era, por decir poco, extraño.

Y lo peor era que, por su culpa, yo había comenzado a creer que el beso había sido producto de mi imaginación.

¿Y si yo había estado delirando en ese momento? Eso tendría más sentido, ¿no? Es decir, ¿Joshua besándome?

Sí, tenía más sentido que fuera un delirio. Sobre todo porque Joshua no había vuelto a mirarme. Mucho menos, a dirigirme la palabra. ¡Por Dios! Él ni siquiera se había acercado a mí los últimos días.

Si realmente nos hubiéramos besado, ¿no habría intentado acercarse otra vez?

Huiste de él, ¿recuerdas? Él no volverá a rebajarse, menos por ti. ¿Crees que lo vales?

Estúpido Josh │Próximamente en papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora