↪947↩ - 1

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—Oh mi Dios, Sehunnie. —Se le acercó corriendo su insoportable jefe en cuando le vió entrar a la habitación del hotel— pensé que te perdería —habló dramáticamente y, cuando sus brazos estaban a segundos de rodearlo, el menor se apartó magistralmente.

—Solo fueron cinco días —susurró—. Los abrazos no son lo mío, y lo sabes —fulminó con la mirada al hombre frente a él y este sonrió incómodo.

—Un día esa personalidad tuya será un problema —reprochó y caminó hasta la cama para tomar una carpeta—. Te iba a enviar el mensaje, pero quería verte con mis ojos antes de darte la nueva misión. Quería saber que estabas en perfecto estado y listo para tu nuevo objetivo.

—Sabes que esta personalidad te hace ganar mucho dinero, Chanyeol, así que no molestes. —Estiró la mano hasta su jefe y éste le extendió la carpeta con desgano.

Sehun no hablaba mucho, solo quería matar, eliminar, limpiar el mundo de esos bichos. Hablar de sus sentimientos y problemas no era lo suyo, Park lo sabía, así que solo se enfocó en el trabajo, dejando de lado sus emociones.

—947 será difícil, Sehun. —El menor comenzó a leer los datos mientras escuchaba al otro parlotear.

"¿Por qué su jefe tenía la necesidad de hablar tanto?", pensaba el pelinego. Era indeseable sin proponérselo. Fuese quien fuese, en treinta días sería simplemente una foto más para su galería de trofeos.

Sí, Sehun guardaba una foto de cada uno de los  objetivos que había eliminado. Y no, no pensaba detener su costumbre. Era ya prácticamente una adicción.

—Luhan —susurró al leer el nombre—, es un nombre lindo. —Su jefe le miró sonriendo pícaro, y él se sintió incómodo ante esa rara acción. Volteó la hoja para ver la foto del objetivo y por primera vez en todos sus años como cazador, había sentido lo que su cuerpo y mente experimentó en ese instante. Era la primera vez que conocía a su objetivo y ni siquiera sabía que era un vampiro.

—¿A que es lindo? Engatusarlo no te debería ser doloroso, pues su rostro es una obra de arte, lo que me preocupa es… que es peligroso. Sehun, serías el cuarto cazador al que se le asigna. Nadie lo ha podido eliminar aún. —El rostro de Chanyeol se mostraba preocupado. No quería perder a Sehun. Era su mejor cazador, él le proporcionaba toneladas de dinero cada mes y sin importar lo difícil que fuera, él siempre eliminaba al monstruo de la imagen.

Oh Sehun: Una leyenda entre los cazadores, un ídolo para los nuevos en el negocio, una máquina de hacer dinero para sus jefes. Un ser frío, sangriento y sin corazón para aquellos que lo habían visto en acción. El terror de los vampiros débiles. Pero para Park Chanyeol Sehun seguía siendo aquel niño indefenso que lloraba inconsolablemente, cubierto de sangre y gritando por ayuda. Por mucho que intentara evitarlo, con cada misión asignada, el corazón del mayor se agitaba al saber que esa podría ser su última vez. Temía enormemente que algo saliese mal y que algún vampiro “ganara la ronda”, como decía el chico. Por eso, cuando supo que había ocurrido un accidente, movió cielo, mar y tierra hasta encontrarle. Para su alivio el chico solo estaba en la orilla de una playa, esperando a ser salvado mientras observaba a otro hombre pescar.

—Chanyeol, nos vemos luego —habló y el mayor volvió en sí. Sehun caminaba hacia la puerta y de seguro el plan de encontrarse “por casualidad” con la víctima ya estaba tomando forma en su cabeza.

—Cuídate, Sehunnie —gritó y el pelinegro solo le lanzó una mirada fría.

—Cuídate tú. Yo siempre estoy bien.

—Espero que tengas razón, Sehunnie. Espero eso de verdad —susurró para sí mismo mientras el otro se alejaba por el corredor—. Suerte, la necesitarás.


Eran aproximadamente las nueve de la noche y Luhan estaba de caza

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Eran aproximadamente las nueve de la noche y Luhan estaba de caza. Había recibido información: el pedófilo que seguía por semanas estaría en ese bar.

Sus botas, pantalón negro rasgado, camisa ligeramente gris y saco de cuero le hacían ver extremadamente sexy. Su cabellera gris hacia arriba y el delineado negro en sus ojos eran la combinación perfecta. Luhan era hermoso y él lo sabía.

Caminó con paso decidido al entrar a “Love Shot” y no hubo ojos que no se posaran en él. Los suyos, por su parte, solo fueron a la barra. Su presa estaba allí borracho como el más grande idiota mientras coqueteaba con la chica que repartía las bebidas.

Como era costumbre, se acercó lentamente y se sentó al lado del hombre. Pidió dos tragos, uno se lo ofreció al tipo y, como siempre, fue aceptado con una sonrisa.

—Un trago nunca viene mal —agradeció el borracho con una sonrisa. Luhan le devolvió otra unido al ligero sonidito de los cristales chocando. Ambos bebieron.

Luego de cinco minutos ya eran los mejores amigos y confidentes. El personaje le había contado hasta del color del pijama que usaba y el chico de cabellos grises, como todo un buen amigo, le reprocha que es muy tarde, que debe dejar de beber, que es peligroso andar solo, que él le acompañará y le conseguirá un taxi. Obvio, el idiota cae en la trampa y le sigue sin dudar.

—Vamos a mi auto. Yo mismo te llevaré a casa. —Sonrió y señaló su propio auto mientras cargaba al borracho.

—Sí… Sí… Eres el… —hipó— Mejor… —hipó una vez más mientras tartamudeaba. Luhan lo acomodó en la parte trasera de su auto.

—Estúpido pedófilo. Eres una vergüenza para los de tu especie  —susurró molesto mientras que sus ojos se tornaban azules, sus colmillos se desarrollaban rápidamente y su cabello cambiaba de gris a blanco—. No mereces respirar, solo eres comida —habló y clavó sus perfectos colmillos en el cuello del bastardo.

La sangre de un borracho sabía a alcohol, pero al menos le alcanzaba para una semana. Debía llevarlo y compartirlo, pues su amigo no cazaba, pero sí necesitaba comer. De modo que haciendo un esfuerzo enorme, se apartó y cerró el maletero. Volvió a su estado normal y limpió los restos de sangre en su boca con la manga de su camiseta.

Arrancó el motor del auto y dió marcha atrás. De un momento a otro escuchó un gemido de dolor y supo que acababa de golpear a alguien. Salió corriendo para socorrer a la víctima pero al verse quedaron asombrados y sin palabras.

Era el hombre del avión, al que Luhan había salvado.

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–Nani–

Objetivo 947 |HunHan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora