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—Kyungsoo, no puedes salir de la cama. —Chanyeol corrió al verlo de pie cuando llegaba a su habitación portando una bandeja con comida.

—Mis piernas no tienen nada, Yeollie. —Reprocha como un pequeño niño dejándose llevar una vez más a la cama por su novio.

—El doctor dijo reposo absoluto. No puedes andar caminando por allí cuando no hace ni una semana saliste del Hospital. —Literalmente lo regaña mientras pone la bandeja sobre sus piernas para que comiera, Kyungsoo hizo una ligera mueca al ver la sopa.

—Llevo una semana tomando sopa, ¿no me puedes traer pollo frito? Necesito fibras. —El lindo puchero del pelinegro hizo sonreír a Chanyeol quién se acercó, besó sus labios suavemente y acarició su mejilla mientras se alejaba.

—Si te tomas la sopa, mañana te doy pollo. —Ambos sonrieron y el pequeño comenzó a comer como si fuese un manjar lo que tenía enfrente. El celular del mayor comenzó a vibrar en su bolsillo, dejó a su novio alimentándose y salió para atender la llamada.

Habla Park. Adelante. —Se recostó a la pared del pasillo luego de cerrar la puerta que daba a la habitación donde Kyung se encontraba.

No quiero ser el que hable mal de su mejor empleado pero... —Unos segundos de duda fueron notables en el otro y Yeol frunció el seño—, Oh Sehun no es tan bueno como parece ser.

Explíquese, oficial. —Habló con ese tono de voz que hacía a todos temerle.

Es que... verá, hemos descubierto que algunos de sus objetivos no han sido eliminados. Nos ha mentido, señor. Ha cobrado sin realizar el trabajo. —Los ojos de Chanyeol se abrieron asombrados y su puño parecía que destruiría sus dedos dentro.

Números. Deme los números de los objetivos, oficial. —Ordenó y se escucharon unos clics por unos cortos segundos. Esperó en silencio.

900, 944, 946, señor. Estos los hemos identificado vivos, señor. —Habló seguro y Chanyeol palideció al escuchar uno de los tres números. Lo reconocería siempre.

Gracias, oficial. Fuera. —Sin dar tiempo a nada colgó la llamada y lanzó su celular contra la pared dejando escapar un gruñido alto causando que su pareja se exaltara.

—¿Channie? —Se escuchó la dulce voz de su novio—. Channie, ¿estás bien?

Él se apresuró a entrar y sonreír restándole importancia al ruido. Se sentó al lado de su chico y acarició su mejilla destrozada aún por las heridas tan recientes. Oh Sehun, Oh Sehun le debía muchas explicaciones y las tendría, de eso no había dudas.

La red de engaños en la que se encontraban envueltos Sehun y Luhan era tan densa que no sabían siquiera ya cuál era la realidad

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La red de engaños en la que se encontraban envueltos Sehun y Luhan era tan densa que no sabían siquiera ya cuál era la realidad. Tanto se habían dejado llevar por sus doble intenciones que habían llegado a la habitación casi sin prendas en sus cuerpos.

Sus labios simulando una necesidad imperante y sus manos enloqueciendo al contrario. ¿Se necesitaban? Ni siquiera ellos mismos eran conscientes si los llevaba el placer o las ganas de ganar. Cual fuese la razón, se estaban devorando en esa habitación, susurrándose palabras excitantes y gimiendo como dos amantes temiendo ser descubiertos. Ellos juntos eran una bomba de tiempo.

Sehun tomó las caderas de Luhan con esas manos enormes que tenía, lo atrajo a él y comenzó a besar desesperadamente su pelvis, sus muslos, sus piernas, cada lugar de su blanca y perfecta piel era cubierta por besos y lamidas. Cuando llegó a los tobillos sonrió leve al notar que causaba ligeras cosquillas en su pareja y se enfocó en la zona, mas cuando llevó sus ojos allí palideció alejándose de pronto y cayó de la cama por sus movimientos tan bruscos.

Esa marca, no podía creerlo. Se quedó en el suelo recordando esa noche tan terrorífica y por sus ojos se repasaba cada detalle, cada horrendo detalle. Luhan se asustó leve al verlo caer y se agachó frente a él preocupado.

—¿Angus? ¿Estás bien? ¿Qué ta pasa? —Su respiración aún estaba acelerada y sus cuerpos brillaban desnudos, mas ninguno de los dos se enfocaban en eso. Sehun continuaba en un trance mientras esa película se reproducía constantemente frente a sus ojos.

—¡Angus! —Gritó poniendo sus manos en los hombros del castaño y obligándolo a volver en sí.

Cuando al fin el humano volvió en sí se encontró con el rostro hermoso de Luhan que le observaba preocupado. Las manos de Sehun fueron al cuello del peliblanco, apretando con todas sus fuerzas tomando al vampiro por sorpresa y sin poder reaccionar a tiempo.

—Tú. Siempre fuiste tú. —Gruñía mientras lo lanzaba contra la pared dejando ir su garganta y sus ojos una vez  impasibles ahora con un brillo asesino. Luhan tosió acariciando su cuello y sintiendo como su instinto de defenderse se activaba solo.

—¿Qué mierda, Angus? —Se intentó controlar pero las acciones del castaño lo dejaron una vez más sin saber cómo reaccionar.

—No, Luhan. No soy Angus. —Lo grueso en la voz del humano le causaba escalofríos—. Mi nombre es Oh Sehun, cazador, asesino, destructor, todo gracias a tí. Me las vas a pagar Xiao Luhan. —Mientras hablaba se iba acercando a su presa—. Antes eras solo unos cuantos números en mi cuenta bancaria, ahora te has vuelto en mi víctima personal. Vas a lamentar haberte cruzado en mi camino.

—¿Ah sí? ¿Tú y cuántos más? —Se escuchó una sonrisa que inundó la habitación haciendo que los dos dentro de ella tragaran seco. Ambos habían reconocido esa voz y preferían estar lo más lejos posible de ese ser.

La puerta se abrió de pronto asustándolos un poco y el enorme ser milenario entró con una ligera sonrisa que se volvió pervertida cuando notó la desnudez en el cuerpo de ambos frente a él.

—Cariño, hacía mucho no me esperabas así. —Habló mirando al peliblanco que rápidamente se cubrió con sus manos—. Oh, vamos. Deja verte, hace mucho no te toco, pequeño.

Dio unos cuantos pasos hacia él y lo tomó por la mejilla depositando un apasionante beso en los labios carnosos y deliciosos que tanto había anhelado. Unos colmillos no deseados mordieron sus labios y le hicieron golpear tan fuerte al adversario que cayó sobre Sehun y ambos quedaron enredados en el suelo.

—¿Sabes cuánto te he buscado, pequeño? ¿Cuántos puebluchos he destrozado solo por la rabia de no encontrarte? Eras mi todo, ¿por qué te fuiste? No lo puedo entender. —Habló tomando del cuello a Luhan y levantándolo del suelo, Sehun solo podía mirar la escena preocupado de ser el siguiente.

Todo parecía indicar que morirían allí, en manos de uno de los originales, del destructor de almas y la pesadilla viviente. Wu Yifan.

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–Nani–

Objetivo 947 |HunHan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora