¿Qué palabra tiene que esbozar para generar aquel sentimiento en mí? ¿Qué frase será la correcta? ¿Qué dirección deben tomar sus ojos? ¿Qué clase de hechizo tienen sus cejas al levantarse levemente mientras su mirada se hace intensa, brillante, perpetua?
¿Y si no son sus palabras sino su silencio el que provoca aquel ruido en mi pensamiento? ¿Es el presente o el recuerdo de sus románticas frases, o es una extraña mezcla de ambas? ¿Puede ser quizá haber bebido de su veneno sin intoxicarme? ¿o será mi incapacidad, lo que he denominado como adicción a aquel silencio?
Ya sé, puede ser el tejido de aquella pulsera que era más que un detalle, él pudo ahí entretejer mi vida a la suya, y sin darme cuenta he recorrido a través del tiempo una de las 11 dimensiones a su lado, he ido dibujando y desdibujando paisajes, he ido caminando corriendo, y arrancando frases, he compuesto, dispuesto canciones en su nombre, he creado cuentos, fabulas, novelas y crónicas y no he podido vislumbrar siquiera un poco de la magia de aquel lugar, donde se esconden sus ojos.
