Entre cables y circuitos se oye una bella melodía de Los Enanitos Verdes, en medio del estridente paso de la electricidad por cada conexión, se escucha una guitarra eléctrica que resuena de formas tan melódicas, sonoras, y acordes a la partitura que esta escrita de tal manera que no sólo compone una canción en mi interior, sino que compone cada pequeña pieza de mi alma, y es así como en medio del paso de electrones encuentro la paz, y una fascinación tan eterna que puedo asegurar que es inmortal.
Así como mi alma, en un suave y elegante tango. bailando al compás de tu voz, y de todas las figuras que haces con ella, para lograr que la curva de mi boca, se haga inmensa, y que esa sonrisa, sea perdurable en el tiempo.
Como tu mirada, que se convirtió en una razón para vivir con mis ojos bien abiertos, se transforma permanentemente, tiene un brillo muy extraño cuando me acerco en un torpe intento por besarte los ojos, y atrapar con mi boca al menos un instante del brillo que me proyectas.
Entre cables y circuitos me enredaste, me envolviste, me sedujiste, y me has transformado en un alma libre de demonios, y malos pensamientos, me has ofrecido la luz más pura que queda en tu alma, la más blanca, la más cristalina, para que con ella te ilumine y unamos nuestras vidas en un sólo resplandor, que no sea intermitente sino que brille aún cuando nos estemos quebrando, cuando estemos apagados.
Ahora he cambiado mis metáforas por ceros y unos, cada palabra la convierto en una cifra y cada ocasión que logro mirarte, en una probabilidad de ser feliz junto a ti, por el resto de mi existir, y brillar aún cuando ya no estemos presentes en este planeta que nos acogió como suyos, aún teniendo la certeza de que pertenecemos a otra galaxia donde el frío se convierte en una llama pura, sólo con el resplandor de una mirada, unos cuantos cables y uno que otro tornillo.