Me prometí cantarte mientras se nos estuviera cayendo el mundo,
y en este tiempo de revolución, y sombría melancolía , oro por derribar tu muro,
El veneno malévolo que intoxica en ocasiones mis venas, es confiar en aquella curva que,
sin querer, se posa en medio de tus labios, aquella mueca que indeleble se marca en el
firmamento,
No es más que la representación de un falso júbilo, fraudulenta tu sonrisa,
corta mis esquemas, y me desangro, al imaginar que no es real el gozo,
y que aquel gesto es más artificial que la idea de pensar en un mundo sin armas, ficticio,
Que falaz tal regocijo, tu alma llora mares, cuando sin querer la admiro,
contemplo la madrugada asomarse en esa pequeña ventana, que has dispuesto para la
figuración de tu esencia, lo que desconoces es que en una fuga hallé un pedazo de verdad en un
papel , y creo saber a donde conduce tu fraudulenta sonrisa, me temo que la Ley del
contrapaso y los huéspedes de la traición, harán analogía en una decreciente cavidad
subterránea a los crímenes que has cometido, no por ausencia de bondad, todo lo contrario, la
afabilidad de tu alma, es la pura manifestación de la dulzura carente en la humanidad, y sin
temor a errar, afirmo mi pasmo, al notar tal belleza, oculta en un mar de desastre.
