Llevaremos atadas un sin fin de vivencias hermosas e irrepetibles, que sucedieron el instante preciso, que estábamos ocupados, y no notamos que esa inversión de tiempo, que ese segundo, que esa mirada, ese día, esa hora, jamás volverán a ocurrir, pronto amanecerá de nuevo, saldrá una vez más el sol en la mañana. se ocultará en la tarde, quizá llueva un poco, al ocultarse en la noche, y así, despiertas otro día, otro mes. y otro segundo, pensando, que maldito fue ese pensamiento u ocupación que se nos atravesó en esa inversión de tiempo, en esa mirada, en ese día, y en esa hora, que por más que el milagro de tener esos ojos de frente una vez más ocurra, la mirada no será igual, porque ya ha amanecido, miles de pensamientos atravesaron esa dulzura que se reflejaba. ya no será espontaneo un saludo, ya hemos pensado, imaginado, recorrido un camino a casa, hemos considerado y reconsiderado cada minuto, hemos oído otras palabras, hemos visto otras tragedias, quizá también hemos vivido alguna que otra agonía, que hace que esa inversión de tiempo no se repita, porque ahora estamos más y más ocupados. pensando en otros asuntos, quizá en otro alguien que rememoramos cuando vemos esa mirada.
Y sonreímos. como idiotas que aún tienen la fantasía de volver a ser aquellos, que se morían de risa en aquel sofá vino tinto, donde el tiempo se alargaba un poco en un absurdo capricho de algún ser superior que disfrutaba ver, cómo es aquel proceso, lento, suave, pausado, en que dos almas se unen para siempre, y simplemente deciden que a partir de ese instante, ese segundo, ese día y esa hora, algo en el futuro se desordenó y algo en el pasado recobro color, sentido y propósito.
Y ríen sin cesar, de cosas que nadie más reiría, ríen con inocencia, en ocasiones con crueldad, se observan e ignoran el milagro de la vida, que cruzó aquellas miradas, y que ahora hace malabarismo con sus voces, rechinantes y espantosas, que retumban en todo el lugar, esas carcajadas que desentonan en cualquier reunión, esos chistes que ya nadie cuenta, esa mancha en la pared que nadie había notado, ahora parece tener una forma extraña. y rien imaginando que la pudo ocasionar, haciendo una inversión de tiempo, que deja tatuada el instante preciso, precioso que estábamos tan ocupados que no nos dimos cuenta, que fuimos simples, y la simpleza en unos seres tan complejos como nosotros traduce: felicidad.
