Imagen de Portada: Bosque de Pinos, XVI por Tohaku Hasegawa.
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Ash suspiró, sintiendo una pesadez en su corazón. Los sollozos y escucharlos esnifar ante la tragedia, provocaba su cuerpo temblar de impotencia. Todos estaban destrozados. Se había encariñado con Kotarou pero Shorter era quien más se lamentaba.
Sin embargo, el único que no derramaba una sola lágrima ni emitía palabra alguna era Eiji. Estaba ido, en sus propios pensamientos. Incluso Lao estaba mostrando emociones encontradas, abrazando a Sing.
El rubio suspiró otra vez. Podía oler la sal de las olas chocar contra las rocas, lavando la sangre que había quedado impregnada.
Tragó saliva para refrescar su seca garganta. Caminó hacia donde estaba Shorter y colocó su mano sobre su hombro.
— Debemos seguir adelante. — dijo Ash, sin ocultar su pesar. Ni siquiera tenían tiempo de enlutar.
Shorter exhaló, con respiración entrecortada, observando a Ash con desasosiego. — Lo sé... sólo... dame un minuto más...
Ash bajó la mirada. Creía que tal muerte no fue exactamente lo que impactó a todos. Las últimas palabras de la mujer aún estaban grabadas en la memorias de los demás. Él tenía miedo de preguntar qué fue lo que dijo. Realmente, todos sí querían salvar sobre la deplorable situación.
No obstante, un fuerte grito azotó el lugar. Ash de inmediato se percató que ese grito provenía abajo del acantilado.
— Dios mío...— susurró Nadia nerviosa. Shorter jadeó a su lado, su boca permanecía boquiabierta.
Sing y Lao temblaron mientras que Eiji alzó su mirada y rápidamente sudó frío.
Era una voz de una mujer delirando. Ella balbuceaba en japonés y su cuerpo estaba tan lastimado como para nadar hacia la orilla. Aún flotaba de forma irregular. Las olas la estaban meneando violentamente.
Había logrado sobrevivir pero se estaba muriendo ahogada lentamente.
— ¡Kotarou! — gritó la mujer mientras tragaba agua salada mezclada con su propia sangre. — ¡¿Dónde estás, hijo?! ¡Kotarou!
— ¡D-Debemos hacer algo! — gritó Shorter, exaltado.
Ash asintió. — Yo y Sing podemos correr colina abajo para tratar de sacarla de ahí...
— No.
Las palabras de Ash se quedaron en su boca cuando escuchó que Eiji negó contundentemente. El rostro del japonés mostraba un semblante estoico pero sus manos temblaban.
— ¡¿Qué, por qué, Eiji?! Aún podemos...— murmuró Sing mientras se levantaba, dejando a Lao estupefacto.
— Morirá de todos modos... — susurró Eiji, cabizbajo. — Si el mar no la mata, ella buscará la manera...
Ash estaba en shock. No podía creer que esas palabras llenas de desdén provenían de Eiji.
Shorter todavía podía escuchar los lloriqueos de la mujer. Frunció el ceño y se dispuso a agarrar a Eiji por el cuello, exigiendo respuestas. De inmediato, Ash lo detuvo.
— ¡Shorter! — Nadia estaba asustada que explotara otro conflicto.
Shorter gruñó y empuñó sus manos. Ni siquiera el dolor de sus heridas fue motivo para detenerse.
— ¡¿Eiji, dime por qué?! ¿Es mejor dejarla morir? — los gritos de la mujer subsidian. — Ella está embarazada, podemos rescatarla y llevarla con nosotros... ¡Kotarou... él nos hubiera agradecido si hacemos eso!
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Extranjeros
Ficción histórica¡FINALIZADA! El piloto aviador Aslan Jade Callenreese alias Ash Lynx tras un ataque sorpresa área y naval por parte de los japoneses en plena Segunda Guerra Mundial, naufragó y quedó varado en Izumo, Japón. Al ser rescatado por un extraño japones ju...