Capítulo Final: Esperanza

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Imagen de portada: el 24 de octubre de 1945, oficialmente nació Las Naciones Unidas luego de que la Carta de San Francisco fuera ratificada por la mayoría de signatarios y los cinco países pontencias mundiales, y que son aún hoy en día, cuyo voto da peso en la toma de decisiones en la ONU, que son China, Francia, la Unión Soviética (ahora disuelta), el Reino Unido, los Estados Unidos.

El Día de las Naciones Unidas se celebra todos los años en esa fecha.

*

Max estaba en una esquina a dos calles de la casa del japonés llamado Shunichi Ibe. Eran exactamente las dos de la mañana y no había nadie en la redonda.

Izumo era un lugar muy tranquilo, debido a ellos no presentaba problemas su custodia. Se podría decir que eran los soldados extranjeros que propiciaban el caos.

Max pensó que iba a tener problemas en afrontar un nuevo país y que el odio domara el corazón de los japoneses. Sin embargo, la realidad fue otra. Era cierto, muchos no los toleraban, simplemente alejaban sus mirada o no interactuaban con ellos pero la hostilidad solamente provino del Imperio Japonés. El comportamiento de la gente era increíblemente pacífica. Incluso, a veces, se sentía mal en la situación de pobreza y miseria que estaban.

Posiblemente eso fue que atrajo a Ash a no decir nada sobre su paradero. Max no conocía su pasado nada más que era hermano de Griffin, pero podía decir que él ha sufrido mucho por la dureza que reflejaban sus ojos siempre.

Desde que lo vio por primera vez en Japón, su mirada, su voz, sus movimientos e inclusive aura cambiaron drásticamente; eran ahora inocentemente suaves.

Max suspiró; deseaba un cigarro en ese instante. Las visitas con Ash no fueron normales, las circunstancias no les permitieron para ello. Él, conociendo su historia juntos pero siendo un extraño entre la relación de Ash y los japoneses, se sentía también dolido. No estaba del todo contento de la decisión de Ash de irse y tampoco cambiaría sus sentimientos si el rubio hubiese tomado una decisión contraria.

Era una pena que tuvieron que llegar hasta ese punto pero realmente Griffin lo necesitaba, al igual que esos asiáticos. Se arrepintió enormemente en haber gastado parte de su salario en alcohol. Si hubiese tenido suficiente dinero, hubiera comprado pasaje para alguno de ellos.

Max se prometió a sí mismo que de ahora en adelante, de lo que le quedaba de misión, estaría al tanto del bienestar de esos japoneses y chinos. Hicieron lo impensable para el castaño, algo que él intentó sin éxito, y era apaciguar el dolor interno de Ash.

El castaño rió bajito. Estaba en deuda con ellos, Ash había sido como el hijo que nunca quiso tener pero al final le agarró cariño.

— Max.

El aludido giró su rostro y suprimió en correr hacia Ash y abrazarlo. Evidentemente, el rubio estuvo llorando.

— ¿Estás seguro de esto? — preguntó tanteando los sentimientos de Ash. — Aún puedes arrepentirte... puedes trabajar aquí y mandarle dinero a tu hermano — pausó. —, en anónimo si quieres.

A pesar que anteriormente le dijo tajantemente que debía escoger a Griffin antes que nada, Max se sentía que su corazón se estrujaba. Nada de esto era justo.

Ash negó. Estaba cabizbajo. — Por lo que has dicho, Griffin no necesita ayuda monetaria... sino emocional. — sonrió tristemente. — Si tú, siendo su amigo no ha logrado levantarlo, dudo mucho que alguien más lo haga... él me necesita... como él nunca me abandonó, yo tampoco lo haré. — suspiró.

Max frunció su ceño. Algo en sus adentros le estaba carcomiendo. — No debes tirar todo a la borda, Ash. — dijo con cierta preocupación. — Si en dado caso, solo es una suposición, pero si en dado caso, Griffin te rechaza, puedes ir con Jessica Randy... ella te puede ayudar para volver a Japón.

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