Yoongi no esperaba encontrar a un ángel en aquel bar donde los demonios iban por diversión. Por otro lado, Jimin no sabia que ese era un bar de demonios, hasta que su brillo celestial llamó la atención, tanto que aquella noche fue donde todo comenzó...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 2: Mí Ángel.
El cabello color menta estaba ondulado perfectamente, sus ojos fijos en la nada y el cigarrillo a medio terminar suspendido de sus labios. Yoongi estaba sentado en la mesa más alejada de la entrada, su habitual mesa reservada solo para él, dónde bebía y fumaba sin que nadie le molestase, nadie se metía con él pero aun así le gustaba la soledad de esa mesa, le ayudaba a pensar y calmarse tranquilamente, disfrutaba de la soledad y el silencio que aquella parte alejada le brindaba. Cuando estaba de humor, un par de chicas que llevaban más maquillaje que ropa lo acompañaban. Era solo por diversión, le gustaba estar solo pero de vez en cuando se la pasaba bien con compañía femenina solo para sentirse bien por un rato. Ese día no era diferente del resto, no había recibido los papeles de su nuevo trabajo, estaba de un humor de perros y su satisfacción con las mujeres seguía siendo baja y aburrida. No le importaba tanto después de todo, no tenía ganas de ser molestado por nadie y tampoco quería lidiar con una u otra chica que se enamorara fugazmente de él después de hablar un rato, como casi siempre sucedía.
—Me han dicho que el demonio descendiente del mismo Lucifer estaba consumido en su soledad —interrumpió una voz. Una que era muy familiar para su gusto.
Yoongi levantó la vista y encontró un par de ojos marrones devolverle la mirada. La sonrisa de aquel chico era cuadrada, pero no estaba solo, un chico de cabello negro se encontraba a su lado sujetando su mano.
—¿Dónde estaban? ¿Teniendo sexo en el baño del bar? —pronunció divertido Yoongi. Siempre le divertía la noche con sus bromas que no tenían nada de interesantes. Sí antes se encontraba de mal humor ahora se encontraba un poco peor gracias al chico.
—¡Cierra la boca, Yoongi! —se quejó el chico de cabello gris.
Yoongi rodó los ojos y sonrió un poco divertido al ver al compañero de su amigo mirar a este molesto. Sintió satisfacción de haber causado el efecto deseado en él, para variar.
—Taehyung, no evadas mi pregunta —sentenció con diversión en sus palabras.
Taehyung dibujo una línea en sus labios molesto, Yoongi sabia que no podía mentir, ese era su castigo, no podía mentir. Y Yoongi usaba ese castigo a su favor en ocasiones especiales, cómo esta. Taehyung miró triste a su amigo, este miraba de una manera mala a Yoongi. Pero Yoongi observó directo a los ojos y con mirada severa hizo que el otro chico desviara su mirada. Nadie podía intimidarlo, o eso quería hacer creer a los demás. Era una forma de protegerse de otros, siempre funcionaba; pero casi siempre porque algunas veces los recuerdos lograban asustarlo tanto que perdía el control...
—Él es Jungkook, deja de bromear con eso —pronunció rápido Taehyung.
El agarre de Jungkook sobre la mano de Taehyung se intensificó, Yoongi rio divertido. Lo había logrado.
