Yoongi no esperaba encontrar a un ángel en aquel bar donde los demonios iban por diversión. Por otro lado, Jimin no sabia que ese era un bar de demonios, hasta que su brillo celestial llamó la atención, tanto que aquella noche fue donde todo comenzó...
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Capítulo 12: confiar en el enemigo?
Abrió la puerta de un golpe lo que hizo a Jimin dar un salto del susto y tirar el teléfono de Yoongi. El demonio le brindaba una mirada muy molesta, que si las miradas pudieran matar, entonces Jimin ya estaría muerto.
Recordó los palabras de Jungkook: “nos encontraron momentos después de que él se presentara en la casa. Lo has dejado solo en muchas ocasiones, pudo dar información sobre nosotros. Vamos, no lo tomes personal; el chico es lindo, pero no es seguro confiar en él.”
Yoongi apretó los puños conteniendo la furia que comenzaba a sentir elevarse.
—¡¿Con quién hablabas?! —gritó Yoongi.
Jimin se encogió en la cama abrazando sus piernas, entonces el demonio fue hasta donde estaba el teléfono y lo recogió para después destruirlo. No podía mirar al ángel aún, sentía ganas de asesinar a alguien por traición.
—No es lo que parece —respondió Jimin en la cama.
—¡Me dirás con quién hablabas!
—No si me sigues gritando —se quejó el rubio.
—Te asesinaré sino me dices con quien hablabas.
Jimin levantó la vista del suelo y tendió su mano hacía Yoongi y una especie de imagen flotaba de su mano, era Jimin al teléfono pero esta vez se podía escuchar lo que decía alguien al otro lado de la línea.
《 —Sí, ahora mismo estoy en su habitación.
—¿Y él es guapo? ¿Cómo harás que se enamoré de ti? Creo que deberías decirle que te gusta —decía una voz muy emocionada al otro lado de la línea.
—Solo necesito ganarme su confianza… 》
Yoongi abrió los ojos sorprendido y miró a Jimin que estaba ocupado sacudiendo su mano para que la imagen se borrara, sus mejillas estaban rosas y evitaba mirar en otra dirección que no fuera el suelo.
—Pensé que…
—Te equivocas, nunca te entregaría.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó rápidamente asombrado.
Por primera vez desde que estaban en la habitación observó hacía el demonio. —Puedo saber lo que piensas, Min Yoongi.
El demonio asintió, sabía que había personas que podían hacer eso pero era demasiado raro toparse con alguna de ellas, nunca había visto a un ángel que pudiera leer mentes.
—¿Puedes…
—No lo sabía —sacudió la cabeza —no sabía que podía hacerlo hasta que por accidente me topé contigo en aquel bar, ¿recuerdas?
La escena del bar entró en la memoria del demonio, un ángel ser golpeado bruscamente por un demonio de bajo rango.
—¿Te gusto?
La habitación se quedó en silencio hasta que minutos después Jimin soltó el aire y habló.
—Sí—respondió tímidamente. —Aunque creo que hace unas horas muchos me vieron en nada más que una camisa y bóxer, estoy obteniendo una mala reputación.
Yoongi sonrió por las inocentes palabras que decía el ángel, la sonrisa duró poco al darse cuenta que tenía razón, su padre los había interrumpido esta mañana y Jimin había salido corriendo.
—¿Estás bien? —preguntó Jimin.
—¿Por qué no puedo creer lo que me dices? —respondió con otra pregunta.
Jimin sonrió un poco tímido y bajó la mirada.
—¿Piensas responder? —insistió.
El ángel miró tiernamente al demonio, sus miradas conectaron y ninguno reparó en desviarla hasta que Jimin sacudió la cabeza y se levantó para ir a sentarse en la cama.
—¿Asustado, Min Yoongi?
La pregunta cayó como un balde de agua fría en Yoongi. El rubio no reparó en ir y tomar la cara de Yoongi para que lo mirara directamente a sus ojos. Ambas manos del ángel estaban sobre las mejillas del demonio, la tensión subía a grandes niveles. Jimin cerró los ojos disfrutando del contacto del demonio, sus labios estaban por tocarse.
—¿Por qué me haces esto, Jimin?
Jimin tragó saliva, sentía la respiración del demonio cerca.
—¿Q-qué cosa hago, Yoongi?
—Hacerme desearte.
Entonces los labios del ángel tocaron a los de Yoongi, dos enemigos pero también dos personas que se buscaban entre sí. Jimin sentía una electrizante sensación recorrer su cuerpo, era adrenalina, emoción, y ¿excitación?
Yoongi le dio la bienvenida a los labios del ángel, aumentó la intensidad del beso lo que hizo gemir a Jimin, este lo tomó de la cintura recostándolo lentamente en la cama. Bajó la mano que tenía en la cintura de Yoongi metiéndola debajo del suéter negro que llevaba puesto, hacía círculos en la piel del demonio haciéndolo gemir.
—No me gustas, Jimin —dijo Yoongi separándose de Jimin.
Jimin abrió los ojos sin entender. Se sentó en la cama acomodando su suéter, Yoongi se limitaba a observarlo.
Él rubio estaba enfadado, lo había besado y ahora lo rechazaba.
