Capítulo 14

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El curso escolar había comenzado de nuevo, pero está vez era todavía más intenso.
Ya que contaba con la edad suficiente para trabajar ahora, busqué empleo y lo encontré en una pequeña cafetería.
Patrick también había conseguido empleo en un supermercado, sospechosamente cerca de la zona en la que, según Fred y George se localizaba la entrada al callejón Diagon.

Ese día estaba terminando mi turno, junto a mi compañero Finn. Era tarde y quedaba un último cliente.

Cuando este se fue dejé que Finn se marchará a su casa antes, ya que era el cumpleaños de su pequeña hermana, y me dispuse a preparar el cierre de la tienda.

                                ***

Estaba apunto de echar la persiana cuando escuché unos gritos y golpes viniendo hacia mi.
Para cuando pude divisar el foco de estos vi a un chico bajito y con gafas arrastrarse por la calle mientras que una mujer cubierta con una capa le lanzaba maldiciones con su varita mientras decía :

-¡Eres un maldito tullido! ¡Una vergüenza para la familia! ¡Muere! - No sabía que hacer, si intervenía era muy probable que no saliera con vida, pero si no lo hacía sería aquel chico el que moriría. Me maldije por ser tan idiota y, con la tapa de uno de los cubos de basura de enfrente de la cafetería me acerqué por detrás de la mujer y la golpeé fuertemente causando su desmayo.

Suspiré cansada y miré al chico, que me observaba entre asustado y asombrado. Lo miré unos segundos esperando a que se levantara, pero recordé lo que dijo la mujer así que me agaché, lo agarré como si fuera una princesa y lo llevé dentro de la cafetería, donde lo dejé en uno de los asientos y cerré todo para que la bruja no nos viera cuando se despertara.

El chico pareció reaccionar e intentó hablar balbuceando al principio.

-Muchas gracias, de verdad, creía que iba a morir - Aunque seguía de muy mal humor le dediqué una sonrisa tranquilizadora al chico.

-No hay de que, yo me llamo Rachel. Supongo que por la forma en la que esa bruja te gritaba eres un squib y no tienes lugar donde quedarte - Aunque aún estaba algo asustado soltó una pequeña risa.

-Me llamo Artie, y has acertado una de dos. No me ha echado por ser squib, si no por ser un tullido. Respecto a lo segundo, es correcto, no tengo ningún lugar al que ir - Le miré y una sonrisa se formó en mi rostro al recordar lo grande que era nuestra casa.

-Pues es tu día de suerte, ya tienes donde quedarte.

                               ***

Mientras esperábamos a qué la vieja bruja se fuera le conté mi historia y le explique los riesgos de venirse conmigo, pero aún así aceptó.
Él me contó que era mago pero nació con un problema en los músculos y los nervios de sus piernas, por lo que estas no respondían a sus acciones. Su madre se avergonzaba de él, así que, a pesar de ser mago nunca tuvo una varita o asistió a Howarts. Ese día cumplía los 17, por lo que el detector se apagó, así que su madre aprovechó para sacarlo a la calle e intentar matarlo.

Al enterarme de que era su cumpleaños entré al desván y cogí unas cuantas magdalenas y una vela y me las guardé en la mochila sin que él lo viera.

Cuando me aseguré de que su madre estuviera bien lejos lo volví a aupar estilo princesa y juntos volvimos a casa.

                               ***

Al llegar a casa me recibió una Queen preocupada, pero al verme con un chico herido sin poder caminar en los brazos llamó a Patrick, quien también se sorprendió pero cogió a Artie en brazos y lo llevó al sofá para que Queen pudiera curarlo.

Debía estar agotado, pues se durmió nada más terminar la cura. A estas alturas todos los habitantes de la casa menos Leo, que dormía plácidamente, estábamos en el salón. Les hice una señal en la cabeza y fuimos a la cocina, donde les conté toda la historia de Artie.

-Además hoy es su cumpleaños, he cogido magdalenas y una vela del trabajo - Patrick me miró sonriente y puso la vela en la magdalena mientras la encendía diciendo :

-Bueno, es más que obvio que ya es uno de nosotros, así que vamos a darle un cumpleaños en condiciones.

Nos dirigimos al salón y despertamos a Patrick para cantarle el cumpleaños feliz.

Al terminar nos miró con los ojos humedecidos y dijo:

-Gracias.

                               ***

Ya habían pasado unas semanas desde que Artie llegó a la casa.
Cada vez había más noticias de muggles desaparecidos o muertos en lo que Artie bautizó como cazas de mortifagos.

La situación de Artie no podía seguir así, pues sin silla de ruedas no podía ni ir al baño solo. Santana, Patrick y yo no pasábamos mucho tiempo en casa últimamente y pesaba demasiado para que Queen pudiera con él. Así que decidimos llevarlo al hospital para que nos dieran una silla de ruedas.

                             ***

-Bien - El doctor se paseaba por la sala mientras que Patrick, Queen con Leo en brazos, Santa y yo esperábamos a que terminara con Artie - Por lo que he podido comprobar sus músculos y nervios no responden. No hay nada que hacer, por lo que tendrá que usar una silla de ruedas. Desgraciadamente, por culpa de los recortes estas no son gratis. El mantenimiento y la silla costarán 2000 €.

Me levanté de mi asiento indignada, no podíamos pagar ese precio.

Por mucho que le suplicamos al doctor, este nos invitó a irnos. Mientras nos encaminabamos a la salida vi el cuarto donde guardaban las sillas, su puerta estaba abierta. En ese momento una ideas cruzó por mi cabeza.

Caminé junto al resto y cuando estaban subidos en el coche de Santana, que ella usaba para trabajar de taxista, fingí sorpresa.

-¡Mierda! Me he dejado el móvil en la consulta, ir tirando sin mi, yo iré andando - Santana me miró con duda pero aún así arrancó el coche.

Cuando los vi perderse por la esquina me adentré de nuevo en el hospital. El cuarto seguía abierto, así que cogí una de las sillas y me dispuse a irme cuando vi a un par de policías cerca de la puerta.

Decidí disimular y dirigirme tranquilamente hacia la puerta, estaba a punto de conseguirlo.

-¡Señorita, deténgase! ¡Policía, está robando esa silla! - El puto doctor.
Analicé mis opciones:
Podía entregarme y hacer como si nada hubiera pasado, o podía correr.

-A la mierda - susurré mientras empezaba a correr con los policías detrás - ¡Por Narniaaaaa! -

       
                                ***

Me encontraba contra un coche de policía, mientras uno de ellos me esposaba el otro devolvía la silla.

-Señorita, queda detenida por intento de hurto de material hospitalario.


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La Potter squibDonde viven las historias. Descúbrelo ahora