Capítulo 9.

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Sara observaba a Mariana en el gran salón donde Sam trataba de enseñarle a tocar piano, el abuelo reía con ambas, hasta el personal de servicio parecía querer desvivirse con ella, lo cierto es que era encantadora, super amable y diligente por lo poco que había podido apreciar. No tenía nada que ver con la descripción que Oriana había hecho de ella. Sam y el abuelo se alejaron un momento así que Sara aprovechó para hablarle.
— Hola Mariana, ¿Cómo estás? Me llamo Sara soy la mejor amiga de Oriana, es un gusto poder conocerte al fin. Sara extendió su mano y Mariana la tomo, luego bajo la cabeza, al parecer era algo tímida. ¿Has visto a Oriana?
— He, creo que la señorita San Miguel subió a su recámara
— ¿Señorita San Miguel? Sara sonrió por la forma tan chistosa en la que Mariana se dirigía a su amiga.
— Ella no permite que la llame por su nombre, sólo me puedo dirigir a ella de esa manera.
— Pues a mi puedes llamarme Sara.
Finalmente Mariana levantó su rostro y sonrió, Sara se quedó sorprendida, era una mujer muy hermosa, con ese cabello negro lacio y largo, esos ojos azules tan profundos y vivos, labios gruesos y muy rojos como el color de la fresa y tenía hermosas pecas alrededor del rostro. Era una joven realmente bella.
Sara logró conversar un poco con Mariana, luego esta se disculpó para ir a su habitación, ella por su parte regreso con su prometido Emilio.

...

Escuche a la indeseable entrar a su habitación unos minutos después que mi abuela se fue, sin ponerme a pensar mucho abrí la puerta interna que comunica las dos habitaciones y entre, al verme ella comenzó a retroceder y suplicar.

— Señorita San Miguel no me haga daño por favor - la veo arrodillarse frente a mi, repitiendo una y otra vez que no le haga daño. Verla así me hace sentir como una completa basura.
— Tranquila, sólo vengo avisarte que te arregles, mi abuela me obligó a llevarte a la discoteca. Además que fuiste de sapa (palabra popular Colombiana que significa chisme o ir y contar algo que no se debía saber) a decirle lo del pequeño rasguño.
— Yo no fui señorita San Miguel, al parecer Sam vio todo y se lo contó a sus abuelos.
— Como sea arreglate y mirame cuando te hablo, no soporto esa actuación tuya.
— No voy a ir, no se sienta obligada, y por su abuela no se preocupe yo le digo que no quise ir.
— Como quieras, le grito.

Del Amor Al Odio Y Del Odio Al Amor (Completa - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora