Capítulo 5.

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Esa noche Oriana no se fuea casa como lo hacía habitualmente, después de la charla con Sara necesitaba tranquilizarse, así que quedó  con Coral, una pelirroja fogosa que conoció en una discoteca, llegó al apartamento de ella, que se lanzó con hambre a devorarle la boca.
— Necesito olvidar - dijo Oriana con voz ronca cargada de pasión
— Soy experta en eso preciosa, déjame desnudarte y luego abre las piernas, cómo sabes que me gusta.
Coral la desnudo lentamente, le fascinaba esa rubia aunque sabía que ella no buscaba nada serio. Cuando la tuvo completamente desnuda, la tomó de la mano para llevarla a la cama, la sentó en el borde y le ordenó abrir las piernas, Oriana obedeció, eso la ponía a mil, acercó su nariz hasta su vagina y aspiró su olor, luego sopló su clítoris, cuando sintió los primeros temblores de su chica, puso sus manos en las piernas de ella para tenerla quieta, finalmente posó su lengua en ese hermoso timbre y la devoró, igual que lo hacía con el helado. Le gustaba que Oriana se quedará sentada y observará como devoraba su cuerpo, pero el placer era más fuerte y rápidamente caía sobre la cama, en ese momento aprovechaba para meter y sacar sus dedos de ese acogedor calor, una y otra vez introducía sus dedos hasta que sentía como el orgasmo iniciaba, en ese punto ya Oriana se transformaba en un animal salvaje buscando placer, ningún lugar del cuerpo estaba prohibido, todo estaba permitido, así pasaban las horas buscando e inventado nuevas formas de placer que las llevarán al borde, unas veces arriba, otras abajo, de un lado de otro, por delante, por atrás, con la boca, con las manos. Terminar para ellas sólo era una señal para iniciar la tortura nuevamente, después de unas cuantas horas se reducían a una sola en la cama, con las piernas entrelazadas, sudorosas y las sábanas vueltas nada, se sonreían, luego Oriana se dormía debido al cansancio después de tanto ejercicio, Coral por su parte se quedaba observando a esa rubia de ojos verdes que la tenía hechizada, puso una mano en su cintura y se durmió.

Oriana llegó muy tarde a casa, así que trato de hacer el menor ruido posible para que nadie se enterara, lo que ella no sabía era que su abuela estaba mirándola en secreto y con preocupación, ella sabía que en la vida de su nieta faltaba algo, desde Karla, Oriana ya no creía en el amor, de seguro venía de alguna de sus visitas casuales con alguna chica. Fue hasta el estudio y tomó el último retrato familiar, donde aparecían todos tan sonrientes. Tomo la foto del matrimonio entre Aleja y Rafa y les suplico para que ayudarán a Oriana a encontrar nuevamente el amor, uno verdadero y fuerte.

— Dios por favor permite que mi nieta encuentre a la mujer de su vida, que Oriana pueda dejar todo ese dolor en el pasado y encuentre una mujer que la ame, que la haga volver a creer en el amor. Ah y Diosito también ayuda a Marianita, tu has sido testigo de las cosas tan horribles que ha vivido y también sabes de esta nueva prueba que la vida le está presentando, hay una vida que pende de un hilo en el hospital, necesitamos un milagro, señor Ayúdanos por favor.

...

— Mariana ¿quieres venir a nadar conmigo? - Sam es una niña muy amable y en los pocos días que llevaba viviendo con la familia San Miguel  Mariana había entendido que a esa carita angelical no podía negarle nada.
— Si claro, ¿Pero puedo entrar con shorts y una blusa?
— Si, aunque si no tienes traje de baño, aquí hay muchos que te pueden quedar, esperame voy a buscarlos.
— No no - Mariana casi grito, Sam es muy intuitiva y adivino que algo andaba mal
— ¿Qué pasa Mariana?
— Prefiero no usar ningún traje de baño, prefiero usar lo que te había dicho.
Sam sabía que había más, algo preocupaba a Mariana, pero era mejor no insistir. Inmediatamente Mariana se relajo y con la sonrisa que le dedico pareció agradecerle el hecho de que ella no ahondara en el tema, finalmente se tiraron a la piscina para disfrutar del soleado día.

Del Amor Al Odio Y Del Odio Al Amor (Completa - Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora