La robot del hielo

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Un par de semanas pasaron después de aquellos sueños tan extraños.
Sahir y Zouty se hicieron muy buenos amigos y la chica comenzó a sentirse aún mejor, la felicidad que ahora experimentaba era algo indescriptible pero hermoso.

Un nuevo día comenzó en la gran y tan habitada ciudad. Las aves volaban en parvadas hacia el norte, y la calle para llegar hasta aquella escuela se veía un poco mas transitada de lo normal, quizá por el hecho de ser lunes.

Ah, los lunes, podían parecer agobiantes para otros grupos, menos para el seis.
Era de hecho el día de la semana mas tranquilo y relajado que podían tener, nada de tareas agobiantes ni maestros llenos de soberbia.

Un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña —cantaba Rout mientras entraba y dejaba sus cosas. Ya que ninguno de sus amigos había llegado todavía, se paro frente a la ventana de su salón y estuvo observando el movimiento de la escuela un rato.

Volteo hacia la derecha unos segundos, suficientes para encontrar una verdadera sorpresa.
La chica de cabello corto y negro, aparente amiga de Zouty, se encontraba afuera de un salón hablando con un chico alto que usaba gorra. Parecían estar demasiado melosos por lo que Rout prefirió voltear la vista de inmediato y fingir no haber visto nada.

De pronto, el líder noto algo raro en uno de los pastizales que estaban enfrente, a la derecha había una extraña plataforma de concreto que parecía un poco rota, y de las mismas aberturas una luz azul celeste salia.
El chico se acerco a mirar, pero cuando miraba hacia el suelo, noto la presencia de alguien mas.

—¡Hey! ¿Que estas mirando ahí? —reclamo el de gorra.

—Voy en el grupo de allá —señalo su salón.

—Pues vuelve a tu salón, no tienes nada que hacer por aquí —dijo el de café.

Rout de verdad quería evitar a toda costa tener problemas si apenas había comenzado el año escolar. Así que sin musitar alguna otra palabra, prefirió regresar a la ventana donde se encontraba.

A lo lejos, miro que Mavi y Saeg iban caminando, esperó a que ambos llegaran hasta donde el estaba para saludarlos. Después llego Subiu, seguida de Zouty y finalmente Maitso.

En clase de literatura, el profesor les comento que al siguiente día les entregaría la respectiva calificación, todos lo equipos se pusieron algo tensos al oír aquello.

En los 20 minutos de descanso de cada día, Saeg no se despegaba de su novia, Zouty se quedo hablando con Sahir y Subiu fue a conocer a un chico de otro grupo con el que había estado hablando por internet.

Los tres con el poder mas fuerte cada noche solo caminaban por el patio trasero.

—Anda Mai, comprame un emparedado y te doy la mitad —El de rojo molestaba a la mas alta.

—No

—Comprame un vaso de fruta y te doy un poco.

—No

—¡Tengo hambre! —el chico se tiro en al pasto y comenzó a dar vueltas en forma de berrinche.

—Pues comprate algo —dijo la de lentes sin despegar la mirada de su celular.

—¡No tengo dinero! —Mavi solo miraba atenta —Anda Mai, anda Mai, anda Mai —el líder del club repitió infinidad de veces lo mismo, hasta que la chica se harto.

—¡Bien, vamos! —dijo mientras arrastraba los pies.
El chico comenzó a saltar de alegría y la otra chica empezó a reír

En su camino, se encontraron al chico pelirrojo acompañado del chico de lentes. Los tres pararon en seco y miraron a los otros alejarse.

El Club De Las Seis NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora