Botánica

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En un día como cualquier otro, en otra parte de la ciudad, las campanadas que indicaban el fin del día resonaban en una escuela.
No era tan grande, tan solo tenía dos edificios, una cafetería y una biblioteca.
Todos salian con sus uniformes rojos y camisas blancas.

—¡Nos vemos mañana! —gritaba una chica de cabello largo y negro. Se despedía de aquella chica de cabello castaño, rizado y corto.

La chica comenzó a caminar hasta que sintió una presencia que parecía seguirla y le incomodaba un poco, solo acomodó sus lentes y continuó.

Caminaba mas rápido conforme avanzaba hasta que alguien la empujó contra una pared.

—¿Por que huyes Dhaka? —preguntó aquel chico de capucha y piel pálida.

—Dejame en paz Nico.

—Solo quería recordarte que debiste despedirte de tus amiguitos, recuerda que apartir de mañana comenzaras a ir a la escuela que está cerca del centro de la ciudad junto con Sunji —decia mientras movia las manos de un lado a otro.

—No quiero ni recordarlo —se mantenía mirando al suelo para evitar romper en llanto.

—Entonces, nos veremos mañana... Y de paso dejaras de usar ese horrible uniforme, asi como también te dare mas de la poción que tanto amas —el chico se apartó de la pared y caminó en el sentido contrario.

Dhaka solo soltó un suspiro y continuó su camino.
Al llegar a su casa, dejó su mochila en su habitación, se cambió de ropa y subió al tejado, aquel tejado lleno de plantas de todo tipo, perfectamente alumbrado y muy cómodo de visitar.
Llenó varios vasos con agua y comenzó a regar sus plantas, todas ordenadas y acomodadas por especie y nombre.

—Aun no da frutos... Aun no —repetía planta tras planta hasta llegar a un clavel rojo —... Pero, a ti te plante hace pocas semanas... —se mantuvo pensativa por un rato, sacó unas delgadas pinzas de su bolsillo y cuidadosamente arrancó un petalo de la flor.

Bajo del tejado corriendo hasta llegar al sotano de su casa, donde se encontraba su laboratorio.
Puso el pétalo sobre un vidrio de reloj y se quedo mirándolo fijamente.

—Debería experimentar con ella —continuó pensando.

Hasta que sonó su teléfono y rápidamente contestó.

—¡Dhaka! ¿Esta noche estaras ocupada? —la voz de Lusnia resonaba al otro lado del teléfono.

—... No que yo sepa, ¿por qué?

—Queriamos saber si puedes venir al laboratorio esta noche y dar una vuelta por la ciudad.

La castaña miró maliciosamente el pétalo y sonrió.

—¿Ira Sunji?

—¡Claro! Sabes que con ella es seguro.

—Entonces claro que estare ahí —terminó la llamada.

Inmediatamente, comenzó a sacar todas las sustancias que necesitaba para su nuevo experimento, poniendo varias cantidades en tubos de ensayo y luego cortando en pequeños trozos el pétalo.

—¡Con esto me ganaré el respeto que me merezco! —dijo en voz alta para luego soltar una carcajada.

La noche estaba a nada de comenzar, los chicos del club de la seis noches tenia demasiada tarea y querían acabarla antes de su hora.

—¡Maitso solo nos falta una última ecuación! —gritaba Rout al otro lado de la pantalla.

—¡Callate, estoy en eso! —decía molesta la de lentes mientras escribía rápidamente.

—De todas formas, no entiendo porque debemos darnos prisa todos —respondió Subiu mientras se miraba en un espejo —hoy solo le toca salir a Saeg y el bien podría acabar esto en la escuela.

—Nisiquiera creo que lo este haciendo ahora —dijo Zouty. Todos miraron a la camara de Saeg y se encontraba muy entretenido jugando con su gato.

—Concuerdo con la rara —respondió Mavi —tu tomate tu tiempo Mai.

—¡No! Me perdere mi programa —dijo Rout preocupado —¡Anda Mai! Mañana te comprare comida.

—¡Ah ya callense! —la de lentes tomó su celular, sacó foto de su cuaderno y la mandó —ya acabamos.

Todos copiaron rápidamente y la noche llegó, las puntas del cabello de todos se tiñó de su respectivo color al igual que sus ojos.

—Bueno Saeg, creo que es hora de que te vayas —dijo el lider.

—Asi es, que suerte que ya tenia mi ropa puesta —el chico dejó a su gato en su cama, se despidió de sus amigos, tomó su báculo y salio por la ventana.

Voló hacia el centro de la ciudad, el cual quedaba relativamente cerca de su casa, y se mantuvo observando desde lo alto.
Todo estaba tranquilo, hasta que un latigo color verde intentó llegar hasta el.

—¡Usa tus malditas plantas! —gritó el chico de capucha a la castaña.

—¡Ya se, ya se! —una rama comenzó a brotar del suelo y llegó tan alto como se encontraba Saeg.

El chico rápidamente voló hasta el edificio mas cercano, tomó su báculo y comenzó a disparar unas esferas amarillas, las cuales parecían debilitar la rama.
Una rama mas pequeña llego a la altura del edifico y Dhaka apareció.

Atacó al chico con su látigo, mientras Saeg continuaba disparandole y esquivando los golpes. Desde abajo también apareció Lusnia y comenzó a atacarlo con sus cuchillos, en conjunto con Sunji quien empezó a tirarle fuego.
Saeg sentía que estaba acorralado y esta vez no habría escapatoria o victoria, sentía que era el final y no habia logrado detener la oscuridad.

Hasta que una guadaña roja cortó las ramas, dos cuchillos amarrados a una soga atraparon a Lusnia y un boomerang derribó a Sunji.

—¿Que hacen aquí? —preguntó Saeg agitado pero alegre.

—Pude ver que tenías problemas, seguiamos en video llamada asi que rápidamente les avise a todos —Rout le extendió una mano para que se pusiera de pie.

—¡Que sucio es estar en una pelea de tres contra uno! —Subiu se abalanzó contra Dhaka —¡Veamos si les sigue pareciendo tan divertido! —tomó su hacha de la cuchilla y con el mango de esta, golpeó a Dhaka en el estómago.

El mago azul terminaba de hacer trucos por esa calle, hasta que vio como la chica de verde estaba a punto de impactar con el suelo, acomodó todas sus cartas y las hizo levitar para crear una superficie segura. Seguidamente, voló hasta la punta del edificio para ver lo que sucedía.

—¡Wow! ¿De qué me perdí? —le preguntó a la chica del bate de béisbol.

—No creo que de mucho —respondió.

Lusnia creó una superficie de agua y huyó corriendo juntoncon Sunji.

—¡Esto no se quedara así! —gritó Nico desde abajo.

Zouty estaba algo molesta y eso la hizo enfadar más, asi que sacó una de sus pistolas, apuntó y le disparó al chico de capucha en el cuello, provocándole un golpe algo doloroso.

—Quiza debamos comenzar a salir juntos mas días —dijo Mavi.

—Con tal de que los seis podamos estar a salvo, lo haremos —dijo Rout con seriedad y totalmente decidido.

Esta vez, habria guerra.

El Club De Las Seis NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora