Vieja Rivalidad

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El sol salia por las montañas como cada mañana, la guerra estaba declarada.

—¡Vamos maldito holgazán, ve a tu jardín de niños! —se escuchaba la voz de un hombre mayor dentro de una casa color rojo escarlata —¡Y asegúrate de no llegar tarde como siempre, maldito gusano!

El chico de suéter rojo salia de su casa, sujetando fuertemente su mochila y caminando hacia su escuela. Esas palabras ya no lo molestaban ni un poco, de hecho, se sentía bien al saber que en unos minutos vería a sus amigos, y mas tarde iría a seguir salvando la ciudad. Después de todo, era el líder de su grupo y no podía dejar que lo vieran cabizbajo.

Mientras tanto, con la cabeza hecha un desastre, Zouty entró a su escuela, con la esperanza de no encontrar a ninguno de sus antiguos amigos.

—¿Que no darás un saludo matutino? —iba tan concentrada en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta quien estaba frente a ella.

—Ay no... déjame ir a mi salón y pelearemos lo que quieras en la noche Sunji

—Sera mejor que la dejes en paz si no quieres tener problemas en plena escuela —desde atrás llegó Mavi

Enseguida, llegó Dhaka y tomó del brazo a Sunji para llevársela lejos.

—¡Nada mas les recuerdo que se están metiendo con el club del monstruo y acabaran muertos! —gritó Sunji mientras caminaba.

Mavi y Zouty llegaron a su salón tomando otra ruta diferente para no encontrarse a nadie que pudiera hacerles daño. Adentro, acomodaron sus cosas y luego les contaron a sus amigos lo que acababa de suceder.

—Entonces si iba enserio esta gente —dijo Maitso mientras apartaba la vista de su libro un momento.

Saeg entró al salón con la cara llena de marcas de labios y tambaleándose de un lado a otro, Mavi se levantó rápidamente de su silla y lo atrapó antes de que cayera al suelo.

—Bro, ¿que rayos acaba de pasarte? —preguntó la de azul.

—Es que ella... es tan... tan... bonita... —decía soltando un suspiro de amor y casi desmayándose.

—¡Saeg! Olvídate de eso, estamos hablando de algo importante —Subiu infló sus mejillas para denotar que estaba molesta.

Rout tenia la mirada fijamente clavada en el frío suelo, su mente estaba en blanco. Finalmente, después de haber conseguido sus poderes, estaban teniendo un verdadero problema y eran los únicos que podrían detenerlo.

Detuvo la respiración un momento y se decidió a decir algo.

—Supongo que no tenemos salida, no podemos huir ni dejar que la ciudad se sumerja en oscuridad... Finalmente nos tenemos que hacer cargo como superheroes... o algo así.

Los otros cinco se miraron entre si, luego todos asintieron mientras miraban al lider.

—¿¡Que harán que!? —los veinte minutos de descanso llegaron, como siempre, Zouty hablaba con el mago y claramente le debía informar lo que pasaba.

—Shhh, no lo digas tan fuerte -puso una de sus manos sobre los suaves labios del chico —Creo que lo que menos queremos es que los idiotas del salón sepan algo de esto —apartó la mano.

—Cierto, cierto... ¿Y que haremos?

La chica estaba a punto de contestar, pero ese "haremos" la dejó confundida.

—Tu y... ¿Nosotros?

—Pues si, desde que todos descubrimos nuestras identidades nos convertimos en un equipo, ¿no es verdad?

El Club De Las Seis NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora