malas noticias

13 0 0
                                    

Subi a casa, me tumbé en la cama. Pensé, pensé y volví a pensar, hasta que me dormí. David me despertó. - Dormilona, me despiertas y ahora te duermes tú? de eso nada, bonita, arriba. -Hija, tenemos que hablar. - Que pasa mamá? - He hablado con los médicos. - Ya y que te han dicho, colesterol? - Tengo cancer. - Mamá, es una mala broma. - No es broma. Rompió a llorar. David la abrazó, yo la abracé. - Y que podemos hacer, piden dinero para operarte. - Hija, solo me han dicho, que arregle los papeles. - Tiene que aver algo que podamos hacer. - Sí pensar en Gustavo. - No, Gustavo será mayor, cumplirá sus 18 se irá de casa, y tú y yo lo hecharemos de menos, aquí las dos juntas. - David, quiero que cuides a Judith. Ella te quiere mucho. - Mamá no hables así. - Así como? - Como si te fueras a morir.             -Es que me voy a morir. Mañana hablaré con mi seguro, cambiaré el nombre a todo. Cariño, te pagarán. - No quiero dinero, no quiero nada, te quiero a ti. - Siempre, siempre voy a estar en tu corazón donde he estado, estube, y estaré, siempre. - Todo esto es ridiculo, sabes  que? ahora me voy a despertar de esta pesadilla, y me levantaré iré al comedor y veré a Gustavo jugando contigo en el salón. Me pellizqué, seguía en el mismo sitio. David y mi madre me miraban, me había vuelto loca? quizá, había pasado demasiadas cosas. No tenía tan mal karma, como para que todo eso me sucediera a mí. En otra vida fui asesina o algo. David nos abrazaba a ambas como podía. - David, cuídala, ella te necesita. Al día siguiente mi madre arregló los papeles. Cuando muriera, yo me quedaría la casa, y 200.000 euros. Gustavo iría con Juanjo, su padre, y su hermana Sofía y al cumplir los 18 en el banco tendría 300.000 euros a su disposición. David venía cada día a casa. Nos ayudaba. Al cabo de un año, mi madre murió mientras dormía. Gustavo se fué con su padre, que vivía a dos horas en coche, y yo me lo traía a casa un fin de semana cada tres semanas. Yo vivía en casa, sola, pero David me ayudaba. Trabajaba en una tienda de ropa, ganaba poco dinero, pero me ayudaba a no pensar mucho en mis desgracias.    

ADOLESCENCIA ROBADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora