Capítulo XIII

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El moreno sonrió maliciosamente y con su pequeña en brazos se puso de pie para luego entrar por el pasillo, sin antes hacerle un gesto a Makoto para que lo siguiera. Tachibana lo siguió, embobado y excitado, sentía que no había marcha atrás en lo que sucedería, y se regañó a sí mismo por desearlo tanto cuando solo hace unos pocos minutos le había declarado todo lo contrario. ¿Solo trabajo y nada más? Idioteces.

Bueno, tal vez esa sería la única ocasión en la que se permitiría disfrutar libremente del cuerpo de Sousuke y también del moreno mismo, como si fuesen dos desconocidos que se encontraron en un bar y terminaron decidiendo que pasarían la noche juntos. Nadie se enteraría y volviendo a la mañana siguiente seguirían las cosas como antes. O eso esperaba Makoto.

Sousuke lo guió hasta donde se encontraba su dormitorio y puso a Tonkatsu sobre una adorable cama que se hallaba en una esquina de la habitación, la arropó con mantas de polar que tenían diseños infantiles y tiernos y le deseó las buenas noches. Seguramente era por los efectos residuales del alcohol que no se habían completamente del organismo, pero el castaño pensó que se había enamorado de ese lado de Sousuke en aquel momento.

Yamazaki se volteo hacia él y lo llamó con el dedo índice para que se acercara, Makoto sin pensarlo lo hizo. Ya frente al otro, desataron toda la pasión que se había ido creando los últimos minutos, sus bocas se necesitaban y los jadeos eran la demostración de ello; con los ojos cerrados disfrutaban más del placer de saborear el gusto del otro dentro de las papilas gustativas, las lenguas traspasaban la saliva humedeciendo el beso y los dientes mordían los labios hasta que el otro gemía.

No les importó el tiempo que pasó, lo importante era otra cosa en ese ahí. Avanzaron sin percatarse por la habitación hasta toparse con la cama tamaño matrimonial y cayeron en ella sin despegar sus cuerpos. El beso había abierto paso a la exploración de las manos y pronto algunas ropas salieron del camino de los dedos que ansiosos buscaban apretar, acariciar y doblegar al otro. Tachibana se acomodó en la cama y sintió que algo se le enterraba en la nuca, se movió un poco y tomó en su mano a un adorable peluche.

—Lo siento, Tonkatsu suele dormir conmigo y sube sus juguetes.

El moreno movió su cuerpo para agarrar todo lo perteneciente a la cerdita y tirarlo al suelo. Makoto rió tímidamente mientras sentía que sus mejillas se coloreaban, hacia mucho tiempo que no tenía sexo casual con alguien, sin las luces, guiones o más gente observando, solo entregarse a los placeres dados por el otro y disfrutando de una relajada y apasionante situación.

—Está bien, no debes disculparte. Ella te hace ver muy adorable —le pasó los brazos por el cuello a Sousuke y lo atrajo para darle un beso mucho más profundo y lento que los anteriores.

—Tu también te ves adorable cuando sonríes —dijo Sousuke separándose un poco y mirándolo directamente a los ojos, Makoto volvió a sentir que su rostro se sonrojaba y trató de desviar la mirada por vergüenza.

—Siempre sonrío.

—Pero no de verdad.

Solo Haruka había podido notar aquellas cosas en Makoto, y el castaño creía que era algo normal teniendo en cuenta que eran amigos desde la infancia y por la personalidad tan perceptiva y observadora de su amigo, pero nunca le había pasado que otra persona pudiera notar cuando sonreía de verdad y cuando por simple cortesía. Por el ambiente en que el chico más bajo había crecido siempre se preocupó de dar una apariencia amable y no intimidatoria, por lo que la sonrisa fue un hábito arraigado en él.

Ahora, mirando a Sousuke que parecía ver más dentro de él de lo que él mismo lo hacía, se sintió desnudo. No solo físicamente, pues seguía teniendo algo de ropa encima, sino que esa primera impresión que tuvo al conocerlo se hizo más fuerte. Si seguía por ese camino no habría vuelta atrás y se enamoraría, y eso no podía pasar.

Entre cámaras y sábanas [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora