Capítulo VI

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Fue tímido, apenas lo sintió como un toque de mariposa que se posaba en su piel, de todas formas, por inercia cerró los ojos y se dispuso a aceptar lo que vendría. No era como que a él le fuera a molestar ese beso, por el contrario, estaba impaciente porque se convirtiera en algo un tanto más lujurioso y lleno de libido; igual que él mismo. Su mente y cuerpo pedía más, y él estaba dispuesto a tomarlo como fuera necesario, ya había esperado todo el fin de semana para ello, quería cumplir su fantasía.

En el momento en que abrió su boca para capturar el labio inferior de Makoto, este se alejó de él, dejándolo expectante y confuso.

—¿Por qué hiciste eso? —preguntó confuso el castaño.

—¿Hacer qué? —¿No debía tomar la iniciativa? ¿Era parte del entrenamiento? ¿Había actuado mal? Sousuke realmente no estaba entendiendo nada en esos momentos, su mente no lograba conectar con la realidad y sentía que demasiados detalles se le escapaban de las manos.

—Corresponder el beso.

—¿No debía? —¿tenía que quedarse quieto como una estatua sin hacer nada?

—¿Por qué no me alejaste? —insistió Tachibana.

—Es parte del entrenamiento, ¿no?

El rostro de Makoto se volvió un poco más pálido y como si fuera impulsado por un resorte se colocó de pie y dio la espalda al moreno que claramente no entendía nada. No podía creer que esa fuera la respuesta, aunque era obvia.

Makoto simplemente había actuado por inercia, sin pensarlo y dejándose llevar. Quería besar a Sousuke y enredar sus dedos en el sedoso cabello negro, aunque este estaba tan corto que dudaba que pudiera darle muchas vueltas. Solo hizo lo que quería, sin pensarlo; algo para nada propio de él.

Si no fuera por el cálido aliento del moreno que acarició como suave seda sus labios que pedían con urgencia más atención, hubiera roto sus propias reglas: su oficina no era para hacer cosas de ese estilo. Tenía que serenarse, encontrarse con Sousuke apenas había terminado su sesión con Nitori le había tomado por completo desprevenido, especialmente porque había pensado en él durante todo el fin de semana.

Pero ahora estaba trabajando, debía centrarse en el ahora y no volver a cometer más errores como aquel. Se aclaró la garganta y volteó hacia el aun confundido Sousuke.

—¿Hice algo mal?

—Solo ser irresistible —le sonrió. Sabía que esa clase de cumplidos sin filtro podían hacer que el moreno se acomplejara, lo había notado en la sesión de entrevista, parecía que Yamazaki no estaba acostumbrado a tener esa clase de atención o de halagos sobre él y no sabía cómo reaccionar. Al menos se quedaba paralizado unos segundos, los suficientes para que él retomara la calma y cambiara de tema—. Ten en cuenta que no hemos empezado el entrenamiento como tal, Yamazaki-kun.

—¿Y ese beso qué fue entonces?

—No lo sé —se encogió de hombros y se sentó al otro lado del sofá, asegurándose de mantener la distancia esta vez entre ellos—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

Pudo observar el rostro confuso del moreno, que era exactamente lo que quería. No le gustaba que otras personas lo analizaran o llegaran a conocerlo, aunque en verdad nadie lo hacía, pero sentía que las aguas turquesas cada vez que se fijaban en él eran con la esperanza de entenderlo. Y el simplemente prefería dar un paso atrás y no jugar en ese terreno.

No tenía sentido de que Yamazaki intentara comprenderlo o le prestara más atención del normal, eso no sería bueno para ninguno de ellos, cada persona guarda secretos y pasados que muchas veces eran oscuros y se encontraban enterrados. Y Makoto no tenía la intención de desenterrarlos, no solo por él, sino que arrastraría a otras personas a su paso y después de tanto tiempo, ni siquiera valía la pena el pensar en ello.

Entre cámaras y sábanas [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora