Capítulo IV

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Sousuke miraba todo aquello con el ceño fruncido y concentrado. Entre sus manos estaba el libreto con la descripción de la escena protagonizada frente suyo y a su lado se encontraban Makoto y Rin observando igual que él. Además del camarógrafo y sonidista, a los cuales no les tomó demasiada atención.

La escena frente a él era tan erótica que no podía apartar la mirada de ella. Y si lo reconocía, estaba comenzando a excitarse con la misma. No podía entender como a pesar de que sabía la descripción de lo que vendría, al verlo era como algo totalmente diferente, todo era tan suave, erótico, para nada vulgar. Nada de eso se podía comparar a los videos que más de una vez él había visto en solitaria compañía.

Haruka se encontraba apoyado en un ángulo de 90° contra la mesa de la cocina, usando solamente un delantal por delante, su cara era completamente diferente a la que había visto momentos antes. En ella se podía apreciar la definición exacta de placer. Su boca entreabierta dejaba escapar solo un breve pedazo de lengua, sus ojos entrecerrados brillaban y leves gemidos salían de lo más profundo de su ser.

Los sonidos en el ambiente también causaban esa sensación, como si aquello fuera 100% natural, nada forzado y solo estuvieran ahí de fisgones viendo a una pareja recién casada tener sexo luego de que el marido llegara del trabajo. Además de los gemidos de Haru, se escuchaban palabras cariñosas por parte de Kisumi.

Si bien era Nanase el que se llevaba prácticamente toda la atención de Sousuke, cuando desvió su atención hacia el chico de cabellos rosas también quedó sorprendido. Se veía tan concentrado, pero concentrado en darle placer al hombre debajo de él, su boca tampoco estaba cerrada del todo y sus ojos estaban fijos en las expresiones de Haru.

Con sus manos, sujetaba la cadera de este, pero también de forma sutil acariciaba con sus dedos la tersa piel que se veía; de vez en cuando se acercaba más a la espalda del azabache y mordía juguetonamente el lóbulo o alguna zona de su cuello, provocando que Haruka se retorciera más debajo de él o soltara un gemido más sonoro.

¿Tendría que lograr eso? No, Sousuke estaba seguro de que era incapaz de generar aquella misma sensación. Para él, Kisumi y Haru tenían alguna relación, al menos secreta y escondida de Rin y Tachibana, no cabía en su mente lo que estaba presenciando.

De seguro que su rostro era un reflejo de sus pensamientos, pues salió de la ensoñación cuando recibió un leve codazo por parte de su amigo, Rin lo quedó mirando y con esa sonrisa maliciosa, que estaba seguro de que eran solo para él, movió sus cejas, provocándolo.

Por regla, no se podía hablar en el set ni tampoco salir del lugar hasta que la grabación hubiese terminado. El único con el poder de detener de improviso la grabación en cualquier momento, era Tachibana. Sousuke todavía no lograba comprender del todo la función de éste dentro de la empresa de su amigo, pero al parecer, era mucho más que el seleccionador o entrenador.

Aquello le molestó y el mal humor del que no era consciente hasta ese momento, se desencadenó. Ahora ya no estaba ensimismado en la actuación frente a sí, sino que lo único que quería era salir de allí sin perder tiempo, incluso pensó en salir de ahí e ir hacia donde se encontraba Gou y romper el contrato que momentos antes había firmado.

Seriamente debía tratar sus problemas de temperamento. No podía molestarse por algo así.

Volteó ignorando a su amigo y se centró de nuevo en la pareja delante de él. Era consciente que no contaban con maquillaje muy elaborado, pero sus rostros resplandecían bajo las luces del set, las gotas de sudor en las espaldas brillaban como pequeños cristales Swarovski y todo se veía muy níveo, en vez de sucio.

Kisumi había tomado entre sus brazos y cargado a Haruka hasta el sillón colocado convenientemente cerca de la cocina, allí lo depositó dejándolo de espaldas en este y comenzó a recorrer su cuerpo con la boca.

Entre cámaras y sábanas [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora