Capitulo 23 - Sorpresas

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Molestia. Eso era lo que me ocupaba en estos momentos. Bronca, rabia. Estupido - dije en mi fuero interno. Que no podia venirse hasta aqui y ahorrarme estas dudas? No... claro, el estaba muy ocupado.

Continué corriendo, esta vez mas rápido que antes, para pasar de un trote soso de mañanilla a algo mas poderoso. Los pocos que estaban despiertos esa mañana iban vestidos de traje, y los pocos que estaban a pie se quedaban mirando mi espalda cuando yo pasaba.

Luego de dar una vuelta por el parque, ese precioso parque al que mi tío me llevaba de niña, decidí volver a la casa. Mi mente ya se había refrescado. Y mi cuerpo también lo había hecho. 

Caminaba con la sensación incomoda de que alguien muy interesado me estaba observando. Podía sentir un par de ojos clavados en mi espalda. Mis manos comenzaron a inundarse con esa corriente, con miedo a que alguien extraño tuviera alguna mal intención.

Seguí caminando, a medida que me aproximaba a la calle de la casa, menos personas había en el camino. Ya los pocos que había visto de traje no estaban, dando lugar a algunos repartidores de diario y mujeres que paseaban a sus perros.

La vista del desconocido seguía sobre mi espalda, o eso pensaba yo, así que apure el paso. Pero me había equivocado. Una mujer paso a mi lado agitadamente y freno mi apurado caminar. Me tomo del brazo y lo comenzó a agitar diciendo unas palabras en alemán, de las cuales solo entendía la mitad.

- Sie müssen ihn finden, ihr zu helfen, bevor sie in den dunklen tun.  - varias palabras sin sentido para mi, "Finden" esa si la entendi. Find, encontrar en ingles. Encontrar? A quien? -Die reine Hexe, wird Ihre Rettung sein.- Lo siguiente lo dijo con algo de esperanza. Levante la vista para chocarme con sus ojos, unos ojos llenos de vida, unos ojos de una bruja. Esa vida, esa luz en sus ojos estaba algo apagada, pero seguia resaltando de los mortales comunes. Su aspecto indicaba, al igual que sus ojos, que ya habia dejado atras la magia. Aparentaba unos cuarenta y tantos años.

-Maldición, porque no preste atención en clases con el Sr. Gnea. - me reproche a mi misma en voz alta. La mujer me miro con cara asombrada, y se fue rápido, como intentando esconderse.

En el camino hasta la casa, me pregunte que debia -o a quien- encontrar.

Otra razon mas para quedarme en vela.

Entre a la casa y estaba en silencio. La musica que siempre inundaba el hogar cuando Frank estaba despierto no daba señales de vida. Fui hasta la mesada y habia un desayuno. Junto a el una carta de sobre verde.

Irene.

Decia el sobre con una caligrafia increiblemente elegante.

Lo abri y saque un papel que, aunque esperaba que fuera color crema, tenia una tonada mas palida, blanco como el marmol.

Sali a por unos asuntos del trabajo. Julio si que es un tipo ocupado. Nos vemos para el almuerzo.

Cuidate.

PD: Desayuna y quedate en la casa, ultimamente anda gente muy poco deseada por el barrio.

Frank


Mire el desayuno, uno muy completo con fruta, tostadas, un cafe caliente y un sumo de naranja.

Decidi tomar solo las tostadas y el sumo, la fruta la dejaria en la heladera ya que habia desayunado antes de salir.

Eran tan solo las siete de la mañana, tenia una larga mañana por delante, aqui encerrada.

Fui al cuarto que estaba al lado del mi habitacion, un playroom con todas las ultimas consolas. Tome el mando para jugar a uno de los unicos videojuegos que conocia, pero opte por uno mas violento. 

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora