Daisy, John y Rush son amigos desde pequeños y comparten algo en común: son sádicos. Matan por placer. Pero su nuevo año de universidad cambiará sus vidas por completo. ¿Quién dijo que ser sádico o amar fuese fácil?
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Entro en clase y miro a Rush y John que están debatiéndose sobre quien es la chica más buena de la clase.
―¿Eligiendo para esta noche?― pregunto acercándome a ellos.
―Sí, yo voy a por Isabella y John por April ―me aclara Rush.
―¿A la hora de siempre? ―pregunta John sin mirarme.
―Sí, a las diez abro las puertas de casa. Tengo las bebidas preparadas.
―¿Las bebidas con... "Lo que nosotros sabemos"? ―pregunta Rush bajando la voz.
―Sí―miro hacia donde mira John y veo a la que será su víctima hoy.
April está tranquilamente guardando las cosas en su mochila, este será su último día si tiene suerte.
―¿En qué piensas? ―le pregunto.
―En nada ―me mira y sonríe como solo él sabe sonreír. Una sonrisa que deja muy clara sus malas intenciones.
Entonces la profesora entra en clase.
―Hasta luego capullos― sonrío, me despido y me voy al final de la clase para sentarme con las piernas cruzadas.
El primer día siempre es aburrido, como todos en realidad. Pero esta noche la fiesta que montaré en casa si que indicará el comienzo de un curso lleno de diversión.
Cuando pasamos a la siguiente clase me siento al final también, me gusta hacer lo que me da la gana sin que me pillen y ver lo que hace todo el mundo. John ya está hablando con April, es delgada y tiene el pelo castaño a juego con ojos verdes como yo. Rush está con Isabella, una chica morena que viste de forma provocativa, coqueteando siempre de forma sutil. Entonces John se sube a la mesa y manda a la clase a callar.
―¡A ver! ¡Escuchadme! Necesito conseguir el número de esta preciosa señorita.
Y John liga de forma... Menos sutil.
―Y no sé como hacerlo... Quiero sorprenderla a lo grande ―continúa diciendo.
La chica se sonroja y el profesor entra en la clase mirando a John.
―Señor Smith bájese de ahí― le ordena el profesor, pero nadie le dice a John que tiene que hacer.
―Así que... ¿Me das tu número? Baby ―canturrea.
―¡Señor Smith!
―Vamos. Antes de que este aburrido profesor me eche de clase. Amor ―sigue canturreando.
Ella lo apunta en un papel rápidamente, pero no muy segura, y se lo da tímidamente.
―Bájate de ahí anda― murmura la chica aún sonrojada.
―¡Señor Smith salga inmediatamente de clase!
John coge el papel, baja y le guiña un ojo.
―Luego te llamo.
―¡Vaya al despacho ahora mismo!
Sonríe y sale de la clase.
Suspiro, no sé por qué se molesta tanto, si la va a acabar matando. Supongo que la hará jugar, entonces sí que lo va a pasar mal. Rush sigue hablando con su chica sonriendo.
El resto de clases pasan rápido y cuando nos damos cuenta ya estamos de vuelta en casa.
―Tenéis los cuartos recogidos ¿no? ―les pregunto tirando la mochila al suelo.
―Todo listo ―John me imita tirando la mochila. ―Pero tengo que preparar el cobertizo.
―¿La vas a meter en el cobertizo? ―pregunta Rush sacando su teléfono y escribiendo en él.
―No os metáis en mis asuntos ¿vale? ―me mira―. Sobre todo tú bonita, que te encanta meter las narices en todos lados.
No puedo evitar sonreír. Es verdad.
―Esta noche estaré ocupada... ¿Os acordáis de Derek?
―¿El pringado del instituto que estaba lleno de granos, tenía aparato y unas gafas que parecían telescopios? ―se ríe John.
―Ese mismo. Bueno, pues ahora está como un tren, por lo que tengo entendido ha estado el verano entero en el gimnasio y se ha apuntado a tu equipo de fútbol.
Para de reírse en seco y es entonces es a Rush al que se le escapa una risa.
―Mejor dejo aquí a la pareja y me voy a mi cuarto― dice y se va rápido arriba.
Niego y miro a John.
―Sí, había visto que un tal Derek se había apuntado al equipo, pero no sabía que era él. Oye, si está en el equipo no lo mates― dice pasando del comentario de Rush y se deja caer en el sofá.
―Dependiendo de como sea en la cama lo mataré o no.
Él me mira y levanta una ceja. Me encojo de hombros, siempre acabo haciendo lo que yo quiera y él lo sabe.
