Capítulo 16 (parte 1 de 3)

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Estoy tranquilamente recostado en el sofá con la tele puesta bien alto cuando oigo el timbre sonar

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Estoy tranquilamente recostado en el sofá con la tele puesta bien alto cuando oigo el timbre sonar. ¿Quién llama a estas horas?. Me acerco a abrir y quedo sorprendido ante la persona a la que veo. ¿Isabella? No puede ser, estaba muerta. Olía a muerto, estaba muerta. ¿Qué mierda?

―¿Hola?―dice ella. 

―Hola... ¿Quién eres?

―Soy Yasmine, la hermana de Isabella―sonríe. Tiene que ser una broma.

―Ah―es lo único que puedo decir.

―Hace bastante que no la veo. Una semana más o menos, y registrando la ubicación de su móvil he descubierto que está aquí.

―¿Su móvil?

―Sí, esta desaparecida y me gustaría encontrarla. ¿Cuándo fue la ultima vez que la viste?

―Pasa si quieres―la invito a entrar aún sabiendo que como descubra algo nos puede meter en la cárcel a los tres. Parece saber lo que hace―. La vi en una fiesta que fue aquí.

―¿Y no la volviste a ver?―pregunta mientras entra lentamente desconfiada.

―No, luego se fue. Puede que su móvil se quedara aquí, no lo he visto―miento.

―¿Qué ropa llevaba?―pregunta de nuevo sacando esta vez una libreta de un bolsillo.

¿Es forense?. ¿Sabe lo de su hermana?.

―No me acuerdo. Bebí un poco― miento de nuevo mientras hago como que pienso―. Creo que algo rojo y blanco. Tengo unos amigos míos en la planta de arriba, igual ellos se acuerdan de algo. Siéntate en el sofá si quieres. Estas en tu casa.

"Pero por favor, no toques nada. Y procura no abrir ningún cajón" añado mentalmente.

―Gracias―sonríe y se sienta.

Menos mal.

Subo a toda pastilla y llamo al cuarto de John, sé que está con Daisy en la cama. No soy sordo. Al ver que ninguno de los dos se movía vuelvo a llamar impacientemente. Abridme, joder.

―¡Espera, coño!―oigo a John al otro lado.

Pero los escucho a los dos susurrando y murmurando cosas, así que vuelvo a llamar.

―¡¿Qué quieres!?―pregunta chillando Daisy.

Entonces John me abre y lo veo en calzoncillos. Daisy está solo tapada con las sábanas. Pero ahora todo eso me da igual.

―La hermana gemela de Isabella ha venido preguntando por su hermana― susurro en voz alta intentando que no se escuche abajo.

―Joder―se queja John.

―He dicho que Isa se fue de la fiesta. Isa quería ser forense. Su hermana se parece tela a ella. Por favor, mentid bien. Vestiros y bajad. Os espero abajo― digo apresuradamente.

Ellos asientes y vuelvo a bajar donde Yasmine, que está sentada en el sofá todavía. Menos mal.

―Ahora bajan. Por cierto, te pareces mucho a tu hermana―digo intentando sonreír un poco.

―Sí, somos gemelas―dice sonriendo un poco mientras me mira.

Te corrijo, erais gemelas. Ya no tienes porque está muerta.

―¿Te apetece tomar algo?

―Agua, por favor.

―Marchando un vaso de agua―digo girando sobre mis talones para encaminarme hacia la cocina.

Cuando vuelvo donde ella John ya ha bajado y le está dando la mano.

―Su hermana Isabella ha desaparecido. Era igual que ella, son gemelas― le explico a John.

―Gracias―me dice ella cuando le doy el agua y hago un gesto con la cabeza restándole importancia.

―Creo que es una chica que llevaba el pelo suelto y una falda blanca―dice John haciendo como que piensa igual que yo.

Entonces ella mete el dedo en el agua antes de beber y deja el vaso en la mesa para seguir apuntando cosas en su libreta.

―Hola―dice Daisy bajando por las escaleras con el pelo mojado―. Lo siento, me estaba duchando. Soy Daisy, encantada.

―Hola. Yasmine.

―Siento lo de tu hermana. ¿Dices que ha desaparecido?

―Hace días que no hablo con ella, sí. No me coge los mensajes ni las llamadas.

Entonces me acuerdo de Charlotte. Mierda, ella lo sabe. Tengo que hablar con ella.

―¿Y sospechas de que esté aquí?―sigue hablando con Daisy. No sé como puede mantener la calma así.

―Sí. Por la ubicación del móvil... Veréis ella tiene una enfermedad rara. ¿Sabéis?.

Aguanto las ganas de mirar a mis amigos y la sigo mirando a ella para que no sospeche.

―Desde pequeña―sigue hablando― era bastante especial...

―No hace falta que lo expliques si no quieres―la interrumpe Daisy con mucho tacto.

―Es que, es necesario. Si no se toma sus pastillas puede llegar a ser peligrosa...

―¿Peligrosa?―pregunto haciéndome el sorprendido. Era sádica, a ningún sádico nos gusta esas pastillas.

―¿Qué enfermedad?―pregunta John conmigo.

―Cuando era pequeña tenía una obsesión por matar insectos. Conforme fue creciendo quería matar cosas más... Grandes. Después intentó matar a un chico, pero de una forma extraña.

―Debe ser duro perder a alguien―dice Daisy imitando una compasión que, claramente, no tiene.

―Ya, bueno, la voy a encontrar...

Creo que realmente está aquí porque quiere hacernos sentir mal para que así le ayudemos confesando. Pero ninguno de los tres somos así. La mataríamos antes que confesar.

―Si necesitas lo que sea, aquí estamos―sigue siendo Daisy el centro de atención.

―Igualmente―dice John siguiéndole el rollo.

―Pero su teléfono tiene que estar aquí. Voy a buscarlo― digo esta vez yo mirando a Daisy.

―No puede andar muy lejos, la fiesta solo fue en el salón, cocina y baño―dice ella devolviéndome una mirada cómplice.

Está en el baño entonces. Siempre que enumera algo de esta forma es porque la última es la verdadera. Supongo que lo sabe porque habrá registrado mi cuarto, lo ha encontrado y, seguramente, lo ha escondido en el baño, ya que no puede esconderlo aquí ni en la cocina porque estábamos nosotros. Chica lista. No sé que haríamos sin ella.

Sadismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora