Capítulo 24 (parte 2 de 4)

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Por la mañana en clase

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Por la mañana en clase.

Cuando entro en clase a primera hora veo a Charlotte sentada en su sitio apuntando cosas en su libreta.

―Hola, ¿dónde estabas ayer? Me tenías preocupada― le pregunto acercándome a ella.

―Em... ¿Y tú eres?―me pregunta como respuesta.

―Alloy... No hagas bromas Charlotte... ¿No te acuerdas?―pregunto frunciendo el ceño.

―Lo siento―se disculpa ella con una tímida sonrisa―. No me acuerdo de ti. ¿Quieres sentarte?―pregunta señalando el sitio que tiene al lado que ya es mi sitio.

Charlotte era mi única amiga aquí. ¿Qué le han hecho? Rush estaba muy cercano a ella últimamente, así que le dedico una mirada de curiosidad. A pesar de esto, él no me mira. Paso a mi sospechoso número dos y miro a John, el cual tampoco me mira. Normalmente sí lo hace...

―¿Qué pasa?―pregunta Charlotte con un hilo de preocupación.

―Nada. Lo siento―la miro atentamente mientras me siento en mi sitio―. ¿No recuerdas nada?

―¿De qué debería acordarme?―pregunta ella intentando sonar amable.

―¿En qué día estamos?―pregunto para ver desde que día no recuerda nada.

―Claro, 15 de Septiembre. Hoy empiezan las clases―sonríe.

―Han pasado dos semanas...

―Me estas tomando el pelo―dice dejando de sonreír paulatinamente.

―Mira el calendario―le recomiendo para que vea el día real.

Ella lo mira en silencio y frunce el ceño. Su expresión cambia a una de miedo. Ha olvidado todo... ¿Por qué? A la gente no le entra amnesia de repente. Entonces, sin poder impedírselo, se levanta y sale de la clase. Salgo corriendo tras ella hasta que entramos en el baño.

―¿Estas bien?―pregunto acercándome.

Pregunta equivocada. Nunca preguntes si está bien a alguien que sabes que no lo está.

―¿Qué me ha pasado?―dice girándose hacia mí con lágrimas en los ojos―. No recuerdo nada de las últimas dos semanas.

―Te ayudaré a saberlo. Tranquilízate.

―Pensaba que empezábamos las clases hoy...

―Te ayudaré con los deberes.

Se mira en el espejo y empieza a respirar agitadamente. Quiero ayudarla, pero acaba de perder la memoria y no se como hacerlo.

―Éramos amigas, puedes confiar en mí. Tranquila, te lo contaré todo...

Ella asiente y se limpia las lágrimas mientras empiezo a explicárselo todo con calma.

Por la noche en la fiesta.

―¿Qué pasa?―le pregunto a Charlotte cuando salimos de la casa.

Me acaba de separar de John. Lo estaba pasando bien, pero cuando pienso en él me dan escalofríos. No me dan buena espina, solo he aceptado su propuesta porque quedé en que yo los distraería mientras Charlotte va a sus habitaciones a cotillear. Me habría gustado hacer eso yo, pero Charlotte tiene que hacer como que no los conoce, a pesar de haber recordado pequeños fragmentos de recuerdos con ellos. En especial con Rush.

―Estaba cerrado con llave, lo abrí con una horquilla... Cuchillos, cadenas, cuerdas, esposas, de todo... Vámonos de aquí, por favor―dice afligida.

―¿Qué?

―Te lo cuento por el camino.

―No―pero a pesar de mi rotunda negación ella sigue tirando de mí―. Tengo que verlo. Desde que dijiste que viste a Rush ensangrentado el viernes pasado he estado deseando venir a esta casa. No me puedo ir sin más. Solo has descubierto uno de los muchos secretos que esconden...

―Es peligroso... Muy peligroso―se corrige a sí misma―. Alloy, por favor.

―Ve a casa tú. Ya te han hecho daño. Yo me quedo.

―Pues entonces yo también.

Y sin decir nada más entra en la casa. Sé que la curiosidad mató al gato, pero el gato murió sabiendo. ¿Acaso es mejor morir sin saber?

La sigo con la mirada hasta que entra en la casa y suspiro cansada. Como descubran nuestras intenciones vamos a acabar incluso peor que el gato. Espero que sepa controlarse, pero, por si acaso, la seguiré.

Entro tras ella en la cocina. Hay botellas de todas clases de alcohol esparcidas por el suelo y en la encimera. Odio beber.

―Charlotte, por favor―le digo para advertirla cuando veo a Daisy apoyada en la encimera con una copa en la mano.

Entonces Charlotte se lleva a los labios una botella casi vacía y se la termina del tirón. No empecemos...

―Charlotte―murmuro.

―Déjala―suelta Daisy sonriendo mientras nos mira―. Un poco de alcohol no hace daño...

Sonríe como si le hiciera gracia la situación. Está algo bebida. Ante el comentario Charlotte coge otra botella y bebe otro trago.

―Charlotte―la vuelvo a llamar mientras le cojo de la muñeca para sacarla de allí.

Ella se acaba la botella de golpe y me suelta la mano de un tirón haciendo que la mire perpleja. Ya empezamos. Este no era el plan. Char, por favor. Mi amiga pasa de mi sorpresa y se dirige a la pista de baile donde se encuentra Rush con intención de buscar bronca. No, no, no...

Sadismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora