Capítulo 26 (parte 4 de 4)

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―No os mováis―dice la hermana de la muerta

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―No os mováis―dice la hermana de la muerta. Joder―. Suelta a Charlotte―me ordena.

La miro. Me tiene miedo a pesar de solo querer ayudarla...

―¡Suéltala o disparo!―chilla sin dejar de apuntar a Daisy.

―¡Suéltala, joder!―me chilla John también.

Al parecer, si tienes el arma, tienes el poder. Suelto a Charlotte despacio y ella se aleja de mí cuanto antes.

―Char, coge a Alloy―le ordena y ella obedece bajo mi mirada.

Daisy mira la pistola. Sé lo que piensa. Sabe que igualmente le va a disparar. Le hemos hecho daño. Mucho daño. Si no la mata ahora irá a por nosotros más adelante.

―La puerta de la cocina está abierta―le indica Yasmine a Charlotte―. Vete.

Ella hace lo que le ha dicho no sin antes mirarme de reojo. Genial. Los tres solos con la hermana de una sádica muerta que tiene una pistola.

John no aparta la mirada de Daisy.

John se acerca a ella para ayudarla pero a los tres se los hiela la sangre y nos quedamos quietos al oír un disparo. No quiero ni mirar. Como la mate o le haga algo a Daisy se arrepentirá de haber nacido.

―¿Eres como tu hermana?―pregunto finalmente mirando a ver que ha pasado.

Solo ha disparado cerca de su cabeza. Sin hacerle daño. Menos menos mal. A pesar de eso, Daisy está encogida en el suelo y John tiene las manos levantadas.

―¿Una sádica?... No. ¿Las has matado tú?―pregunta mirándome y yo niego.

Entonces Daisy le da una patada a la pistola mandándola lejos. John se lanza a por Yasmine y yo a por la pistola para apuntarla.

Justo entonces Charlotte vuelve a entrar por la puerta y nos mira. Mierda. No. Vete. Pero ella solo se acerca y se pone justo delante de la pistola que estoy empuñando.

―Quítate―le ordeno esperando que me haga caso.

―No.

―Charlotte, quítate―le digo esta vez en modo de súplica.

―Sé que no quieres hacerme daño. Ya me lo dijiste una vez.

Mierda, lo ha recordado.

―Como no te quites―la empiezo a amenazar.

―No lo vas a hacer...

Miro a John y Daisy en busca de ayuda pero están ocupados con Yasmine.

―Yo no, pero ellos sí...

―¡Mátala ya!―me dice John.

―Yasmine investiga mi muerte―le dice Charlotte.

Solo tengo que apretar un gatillo para que todos mis problemas se vayan con ella.

―Charlotte―la llama Yasmine para que no lo haga, pero ella hace caso omiso y se separa un poco quedando en el blanco.

Dispara ya... Cierro los ojos, aparto la cara y disparo sin mover la pistola. Cuando los abro veo que la bala solo ha rozado su mejilla y le sale sangre por la misma. Las lágrimas le caen por la mejilla mezclándose con la sangre que cae al suelo.

Entonces John me quita la pistola, la carga y apunta hacia ella.

―Dispara ya.

Cuando John se dispone a disparar recuerdo. Recuerdo su mirada inocente mientras veía los cisnes. Recuerdo sus labios inexpertos, que no habían besado a nadie nunca. Y recuerdo su mirada de miedo cuando me mira. No merece esto. La gente con nuestra edad ya lo ha probado todo, pero ella no. Me arrepiento de que pase por esto, pero ya es tarde.

Todos guardamos silencio a la espera de que John haga su movimiento menos Charlotte, que se pone a susurrar algo para sí misma.

―¿Qué haces?―le pregunta John con cara de asco.

―Cantar―dice ella con los ojos rojos de tantas lágrimas y a mi se me cae el alma a los pies.

―Penoso―se ríe John a pesar de ser el único.

Sin decir nada más, John aprieta el gatillo haciendo que me vuelva a helar la sangre. Menos mal que Daisy se acerque haciendo que aparte la pistola justo antes de que dispare. Joder. Lo estoy pasando mal.

―Corre―le dice a Charlotte―. Por mi... Por Rush. Ni se te ocurra decir nada. Vete, corre.

Charlotte la mira asustada y asiente. Le coge la mano a Yasmine y, tras salir corriendo de la casa, Daisy cierra la puerta.

―Será mejor que me vaya antes de que me chilléis―dice tras unos minutos de silencio.

―Estamos muertos―digo mirando a la nada.

―Estamos muy muertos―dice John sin mirarla.

Ella solo se resbala por la puerta apoyando la espalda hasta sentarse en el suelo mientras aguanta las lágrimas.

―Se acabó―murmura John y, tras tirar la pistola al suelo sube las escaleras.

―Gracias, Daisy―le digo acercándome a ella cuando John se va.

―Sabía que te gustaba... Lo he hecho por ti... John me odia... No me hablará en la vida... En la poca vida que nos queda...

¿Se puede ser mejor amiga?

―Me voy a delatar... Diré que yo la maté y que las armas eran mías―sigue diciendo ella.

―No, hemos sido todos. Ni se te ocurra.

―Díselo tú a John. Voy a declararme culpable ―dice levantándose.

―No...

―Es culpa mía... Todo― abre la puerta y sale.

Mierda. No quiero que haga eso, pero por mucho que insista no me hará caso... A John sí le escuchará. Así que subo corriendo en su búsqueda.

―¡Daisy!―la llama él bajando por las escaleras.

Como no, nos ha escuchado. Se las dan de duros, pero no pueden vivir el uno sin el otro. Eso es así desde siempre.

Cuando salimos él la coge del brazo.

―Como te delates...

―Es culpa mía―solloza ella derramando lágrimas.

―No. Es. Culpa. Tuya.

―Como no lo haga nos matarán a todos...

―Si lo haces... Me suicido―dice John haciéndola despertar.

Ella lo mira seria y para de llorar en seco.

―Entonces acabamos muertos en ambas opciones...

―Mira... Si quieres confío en que Charlotte no diga nada. Pero no nos delates... No te delates...

Entonces ella se rinde y se hecha a sus brazos para después besarlo. Menos mal...

Sadismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora