Me acerco a ella y le extiendo el agua.
―¿Quieres?―asiente rápidamente y sonrío sádicamente.
¿De verdad cree que soy tan fácil?. Abro la botella y la inclino lentamente haciendo que se caiga el agua al suelo.
―No me convences amor―sonrío.
―Dame agua, por favor...―Me suplica con un hilo de voz.
Vas mal pequeña. Sigo tirando el agua al suelo y se vacía la botella hasta la mitad.
―No... Por favor... ―vuelve a suplicarme sin fuerzas y niego.
―Que desperdicio―te jodes.
―John...dame agua por favor―me mira, la miro y paro de tirar agua, me cruzo de brazos.
―Gánatela―le reto para ver que se le ocurre para ganársela.
―¿Qué quieres que haga?―me dice desesperada.
―Algo seguro que tienes en mente.
―No me voy a suicidar―se le saltan las lágrimas y sonrío, qué ilusa.
―Ya verás como sí― dejo de cruzar los brazos y sigo tirando el agua, a este paso se va a morir de deshidratación.
―No... Por favor... Dámela... Por favor... ―me suplica ahora llorando con más ganas y mirándome―. Por favor, John... ―solloza, suspiro y me acerco a ella.
―Soy un blando― le acerco el agua a los labios lentamente y dejo que beba.
Al rato me aparto la botella y la tiro por ahí sonriendo.
―Gracias John―susurra.
¿Gracias?... ¿Gracias?... ¿Gracias por qué?. No soy bueno gilipollas. Dejo de sonreír por su culpa.
―¿Cuánto tiempo llevo aquí?―sigue hablando y yo me encojo de hombros.
Para seguir maltratando psicológicamente me saco una magdalena de chocolate del bolsillo y le quito el envoltorio, la miro y ella sigue sollozando.
―Déjame irme ya... Por favor... ―me vuelve a suplicar sin éxito.
―Primero quiero disfrutar de mi magdalena―le doy un bocado, mastico y la miro.
Ella aparta la mirada con miedo, así que me acerco y le cojo la mandíbula haciendo que me mire. Sus ojos expresan horror, miedo, lástima, cansancio y unas leves ganas de morir. Perfecto. La beso y empujo la plasta de la magdalena que he hecho hacia su boca, solloza y se la come como la niña buena que es. Sonrío y me aparto de ella.
―¿Está rica?.
April asiente pero sé perfectamente que no lo está. Le acaricio lentamente la mejilla, le acerco la magdalena y dejo que coma. Pasado un rato sonrío sádicamente.
―Después dirás que no soy bueno―le vuelvo a acariciar la mejilla.
―Por favor... Si dejas que me vaya no diré nada... Lo prometo.
―Deja que lo piense... ―me cojo la barbilla y miro para arriba como buscando una respuesta que ya sé. sonrío y asiento dándole esperanzas, pero la miro y dejo de sonreír―. No―solloza y empieza a llorar de nuevo.
―Por favor... No diré nada... Me iré lejos... Haré lo que quieras―¿Lo que quiera? la miro desconcertado y sonrío sádicamente.
―¿Lo que quiera?―no sabes dónde te has metido.
―Sí... Pero suéltame y déjame irme―sonrío, me gusta ese trato.
―Quiero jugar. ¿Quieres jugar?―le pregunto sonriendo de la forma más sádica que tengo―. Va, venga, tengo ganas... ¿Quieres jugar conmigo?―sigo insistiendo al ver que ella no responde.
Pero ella se limita a agachar la cabeza. Así que dejo de sonreír y la cojo del cuello apretando un poco para que no pueda respirar.
―¡¡¿Quieres jugar conmigo?!!
Coge aire y asiente muy rápidamente.
―Bien― digo soltándola de golpe.
Ella tose y solloza agobiada. Me encanta producir esto en la gente.
―Vamos a jugar al escondite―le digo y me mira―. Si no te encuentro en este cobertizo te dejo que te vayas. Si te encuentro te mato.
April se queda en silencio mirándome mientras yo dejo el móvil y las llaves en por ahí.
―Pero es imposible esconderse aquí― se queja.
―Lo sé―la miro.
―¿En cuánto tiempo tienes que encontrarme?.
―Dos minutos y demasiado es― le comento mientras la desato de la pared y voy hacia la pared de enfrente.
Le doy la espalda y empiezo a contar. Escucho a April esconderse. Siempre gano yo, pero voy a darle esperanzas para luego arrancárselas de cuajo. Termino de contar hasta diez y, como un niño con ganas de jugar, recorro la estancia con la mirada.
―¡Quién no se haya escondido tiempo ha tenido!.
La empiezo a buscar. Esto es divertido. Aparte de que juego con su mente, me divierto, y puede que la mate, o no, todo se decidirá en dos minutos. Sigo buscando y cuando miro el reloj han pasado un minuto y medio... Mierda. A lo lejos veo el pelo de mi víctima y sonrío.
―Aaaaapriiiiil―canturreo―. Te voy a encontraaar...
Voy hacia ella a pesar de que se queda quieta y no hace ruido. Pero ya te he encontrado cielo, de mí no te escapas. Cuando estoy muy cerca de ella, le cojo del pelo y la levanto de golpe, miro el reloj.
―Vaya... Dos minutos y cinco segundos.
April se aparta de mí y mira la puerta de reojo. ¿De verdad cree que la voy a dejar irse?.
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Sadismo ©
Teen FictionDaisy, John y Rush son amigos desde pequeños y comparten algo en común: son sádicos. Matan por placer. Pero su nuevo año de universidad cambiará sus vidas por completo. ¿Quién dijo que ser sádico o amar fuese fácil? Participa de forma interactiva co...