Capítulo 27

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―No tengo ganas de ir hoy―digo mirando a John

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―No tengo ganas de ir hoy―digo mirando a John.

Ya es lunes y paso de ir a clase. Daisy me ha escrito hace un rato diciendo que no va a ir, así que no hay ganas de enfrentarme a Charlotte solo.

―Acompáñame, no quiero ir solo―me responde él terminando de desayunar.

―Pues no vayas.

―Mi padre se ha gastado un pastón en este mierda. Si no quieres venir, hasta luego.

Suspiro. Como tenga que ir él solo se lo van a comer vivo entre Alloy y Charlotte. Suponiendo que Yasmine no diga nada y pase de nosotros.

―Vale. Espérame en el coche―digo levantándome del sofá.

A John se le cambia la cara a una de agradecimiento. Sé que me quiere dar las gracias, pero nunca lo haría. Me cambio en mi habitación y bajo hasta el coche para ir a la que, a lo mejor, es nuestra última clase.

―Buenos días―dice el profesor cuando entra en la clase―. Hoy mandaré un trabajo por parejas mixtas. Tratará de la obra de Shakespeare: Romeo y Julieta. Yo escogeré las parejas para sacaros el mejor partido posible.

John, Charlotte, Alloy y yo nos tensamos. Nos va a tocar juntos, lo sé, porque el destino es un cabrón de mierda. También sé que John está pensando lo mismo. Mira que hay días para poner ese trabajo. Pues tiene que ser justo después de la fiesta del viernes.

―Rush con Charlotte... John con Alloy... Derek con Daisy―dice el profesor leyendo su lista.

Genial. Vaya mierda. Mientras el profesor lee el resto de la lista miro a John. Que mal. Lo que nos faltaba es tener que quedar con ellas a solas, para que nos echen en cara toda la mierda o, peor, para que hagan como que no ha pasado nada cuando en realidad nos critican a nuestras espaldas. Nunca se nos habían torcido tanto las cosas...

―A las seis en el teatro―me dice Charlotte seria girándose hacia mí.

Asiento levemente y se vuelve a girar para hablar con su amiga.

―Ya están todas las parejas. Escoged el fragmento de la obra que más os guste para representarlo la semana que viene en el escenario del teatro.

Genial. Encima con público.


Cuando entro en el teatro ella ya está allí, con su funda del ukelele bien agarrada. He entrado en silencio, así que no se percata de que estoy aquí. Se pone una mano en la cintura y empieza a hacer de Julieta sin saber que la observo.

―Siendo así, olvidarélo para que no te vayas nunca. No recuerdo más que el placer que siento estando contigo―hace una pausa―. No tardará en despuntar el alba. Quisiera que ya te hubieses ido, y al mismo tiempo deseo que no te alejes; me sucede lo que al pajarillo que está acariciando su ama. Esta lo retiene con un hilito de seda; él ¡pobre prisionero! salta a algunos pasos de ella, que enamorada y celosa, teme y desea a un tiempo darle libertad.

Charlotte hace pucheros cerrando el libro de Romeo y Julieta. Y, por un momento, envidio a Romeo. No por tener una Julieta, sino por poder tenerla. Se pone un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja dejando que vea su cara. Aquí está la Charlotte dulce, pero no me puedo quedar mirándola toda la tarde.

―Hola―murmuro acercándome a ella.

―Hey―susurra ella mirándome.

―Emm... Perdona por todo...

―Ya―me interrumpe―. Solo estamos aquí por el trabajo. Quiero aprobar. Solo tenemos que ceñirnos al dialogo.

―Vale―suspiro―. ¿Qué parte quieres representar?

Finalmente, Charlotte coge su funda de ukelele. No ha ido tan mal como esperaba. Es demasiado buena como para enfadarse demasiado.

―Gracias―le digo mientras guardo mis cosas en la mochila.

―¿Por?―me pregunta poniéndose un mechón de pelo detrás de la oreja y mirándome.

―Por no decir nada...

―De nada―dice tras asentir―. Nos... vemos mañana.

Entonces me dice adiós con la mano cual niña pequeña y se dirige a la puerta. Aún la estoy mirando cuando antes de salir me mira de reojo como cuando se fue porque se lo ordenó Yasmine después de la fiesta. Su mirada es la misma. Tiene pena de mí y de lo que me vaya a pasar, pero también esconde, en el fondo, mucho miedo. Le digo adiós con la mano esperando una respuesta amable, a pesar de esto suspira y sale como su estuviese avergonzada de haber estado conmigo.

Decido enviarle un mensaje a John y a Daisy diciéndoles que Charlotte no ha dicho nada ni lo va a hacer pero ninguno se pone en línea. A saber lo que están haciendo...

Sadismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora