No deberías estar ahí, viendo como Nero tenia detalles con su nueva novia. Te dolía en el alma saber que aun lo querías, a pesar de haber pensado lo contrario.
Habían concluido su relación en buenos términos, la distancia era la culpable de la mayoría de los problemas y se vieron obligados a separarse. Después del rompimiento te mudaste definitivamente a una nueva ciudad. Tenias unas cuantas ofertas de trabajo y por tres años te dedicaste solo a eso.
Habías vuelto para atestiguar el matrimonio de un viejo amigo que pertenecía a la Orden, la misma organización para quien Nero solía trabajar en Fortuna.
Estabas emocionada por volver, hasta que lo viste frente a frente y una ola de recuerdos te inundó, actuaste lo mas normal posible cuando Nero te presento a su novia, decir que la susodicha era una total desconocida seria una completa mentira. Sabias a la perfección que se llamaba Kyrie incluso habías hablado con su hermano. Llegaste a verla en varias ocasiones cuando Nero y tu salían a pasear juntos, Kyrie era la hija biológica de la familia que adopto a Nero cuando apenas era un niño.
Estabas feliz de verlo contento, o al menos intentabas estarlo, pero verlos tan juntos hizo que el estomago se te revolviera. Llevabas encerrada en el sanitario unos diez minutos cuando alguien toco la puerta
-Esta ocupado- dijiste sin un toque de amabilidad, no obtuviste respuesta y continuaste mirándote al espejo, pensando en como deberías actuar para disimular tu incomodidad. Volvieron a tocar la puerta y entonces decidiste que era tiempo de regresar a la fiesta.
Agradeciste ver a Nero platicando con alguien que no fuera su novia, se trataba de un chico de cabello oscuro, mas delgado y alto que el, jamás lo habías visto, aunque no te extraño mucho. Tenias años sin estar en Fortuna y gracias al periódico te habías enterado de lo que aconteció en el pasado, en realidad no lo creías del todo, pero cuando volviste notaste como algunas viviendas fueron reconstruidas y que la gigantesca estatua de Sparda había sido destruida. No quisiste ser imprudente y preguntarle a alguien sobre el asunto, no estabas segura que fuera un buen recuerdo del que platicar.
Kyrie volvió al lado de Nero con una dulce sonrisa, no podías odiarla en lo absoluto, parecía una gran mujer, amable y cariñosa, eso era lo peor, sabias que por mucho que aun sintieras algo por Nero no podías entrometerte en una relación como esa.
-Tal vez deberías dejar de verlo con tanta curiosidad-
-Eso trato- le respondiste a tu amigo, quien se acerco a ti, lamentabas mucho tener que arruinar su felicidad con tu cara de tristeza, pero era imposible disimularla, él te conocía mejor que nadie
-Pues ve a hablar con él- te sugirió
-Sabes que no puedo hacer eso, no quiero hacer una escena donde termine diciéndole a Kyrie que yo lo tuve primero- tu amigo se río
-Entonces baila conmigo una pieza- asentiste sin ganas, aunque en parte lo hacías por él, era su boda después de todo. Bailaron una o dos piezas hasta que la música cambio de ritmo a una pieza mas nostálgica, una dulce melodía que no habías escuchado en años. Era la única canción que el ojiazul te dedico durante su noviazgo y para ser sinceros, también era la única canción que te hacia llorar
-¿Podría bailar con ella?- pregunto Nero a tus espaldas, tu amigo asintió y en un suave movimiento Nero se coloco frente a ti, sosteniendo tu mano delicadamente y rodeando tu cintura. No estabas segura de seguir respirando o si tu corazón estaba latiendo. Querías saber por que había ido por ti para bailar esa pieza, pero no tenias las fuerzas para preguntarle. Recargaste el rostro en su pecho, escuchando los latidos de su corazón, dejándote llevar por la música.
Tres minutos no fueron suficientes, aun querías tenerlo a tu lado cuando Nero te acompaño de regreso a tu mesa. Lo viste alejarse, preguntándote por que antes de irse te había dicho
-Ojala que no me extrañes como te extraño yo a ti-