Inesperado

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Una hora.

Al menos una hora intentando entender el ultimo capítulo de aquel libro en el que se basaría tu examen final. Esa, al igual que muchos otros  temas era un loco experimento por parte de tu profesor de facultad.

Significaba también el ultimo de los exámenes que presentarías y no podías permitirte fallarlo.

Nero entró nerviosamente en la habitación, tu mirada apenas y notó su presencia, lo viste pasar de un lado a otro un tanto nervioso y te concentraste de nuevo en leer el ultimo párrafo.

Cinco intentos después seguías sin comprender como el teorema de Bell podia simplificar tu existencia. Hasta ahora lo único que había hecho era complicártela mas, confundirte y sin exagerar, sentías que te estaba fundiendo el cerebro.

Nero te vio fruncir el ceño, pero no intento acercarse. No estaba tan desesperado por hablar contigo para preguntarte de que podría tratarse aquel enorme libro, con esos dibujos tan complicados. Seguramente tenia que ver con matemáticas y aquel no era su fuerte.

Estaba aburrido, Nico había ido de visita con sus abuelos maternos y ya no tenia ningún pendiente por arreglar. Por eso se quedo mirándote mientras tú ponías toda tu atención en aquellas paginas como si tu vida dependiera de ello

-¡Me rindo!- declaraste cerrando el libro, querías ponerlo tan lejos que no volvieras a verlo nunca mas en tu vida.

Seguramente cuando aprobaras aquel examen prenderías una fogata y quemarías esas malditas paginas que te torturaron los últimos días.

Por supuesto que no pensabas hacer nada de eso, el libro era costoso y sabias que sin lugar a dudas lo necesitarías de nuevo.

-¿Ya terminaste?-

-No, aunque eso quisiera- respondiste resignada a seguir mas tarde con aquella tortura

Nero le dio un trago a la mezcla espumosa, parecía un smoothie de moras y arándanos. El estomago te traicionó cuando termino rugiendo.
Habías  pasado las ultimas cinco horas estudiando. La taza de café se te había terminado tres horas antes y desde entonces ningún alimento había entrado por tu boca.

-¿Hay mas de eso?- le preguntaste a Nero

-No, el refrigerador esta vacío y tuve que comprarlo afuera-

Frunciste los labios, nadie además de Nico compraba la despensa y empezabas a ser consiente del terrible vacío en tu estomago y sabias que no pasaría mucho tiempo antes que tu humor empeorara. Literalmente te enojabas tanto que parecías un cavernícola persiguiendo a un mamut salvaje

-Si quieres podemos ir por uno- sugirió Nero

-No estaría mal- admitiste -aunque creo que además de eso voy a comprar toda la comida que me encuentre en el camino- Nero asintió con una ligera sonrisa, estaba feliz que de nuevo tuvieras tiempo para él.


Lo primero que encontraron en la calle fue un puesto de hamburguesas, olía tan bien que no pudiste resistirte.
Compraron dos, una parta ti y la otra para Nero.

Sin importar que tanto hubiera comido Nero en el día él siempre tenia un apetito incontrolable, suponías que era por toda la energía que necesitaba en sus misiones, aquello debía quemar un montón de calorías.

La primeras tres mordidas comenzaron a surtir efecto apaciguando el vacío en tu estomago, aun así no te tomo mucho para terminártela completamente.

Nero te observo con los ojos bien abiertos, habías terminado primero que él y aunque no tenia nada de malo, le sorprendía que una mujer fuera capaz de comer de aquella forma, bueno Nico también devoraba la comida, pero ella era diferente en muchos sentidos así que Nero no la consideraba el mejor ejemplar femenino

Nero y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora